Los
bancos crean dinero de la nada
Fidel rinde homenaje a Teófilo Stevenson en sus Reflexiones
El imperialismo, aunque se vista de seda…
Bendito angel humano
No hay peor ciego que el que no quiere ver.
Disparos Rusos de Advertencia
La crisis siria está cambiando de naturaleza. El proceso de desestabilización que debía abrir el camino a una intervención militar legal de la alianza atlántica ha fracasado. Así que Estados Unidos se quita la máscara ya habla públicamente de la posibilidad de atacar Siria sin el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, como ya se hizo anteriormente en Kosovo. Al hacerlo, Washington finge sin embargo no haberse dado cuenta de que la Rusia de Vladimir Putin no es la Rusia de Boris Yeltsin. Después de asegurarse de que puede contar con el respaldo de China, Moscú acaba de hacer dos disparos de advertencia dirigidos a Washington. Las continuas violaciones del derecho internacional por parte de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) pueden desembocar ahora en un conflicto mundial.
El presidente Vladimir Putin emprende su tercer mandato bajo el signo de la reafirmación de la soberanía de su país ante las amenazas contra Rusia provenientes de EEUU y la OTAN. Moscú ha denunciado reiteradamente el proceso de ampliación de la OTAN, la instalación de bases militares a las puertas de sus fronteras así como el despliegue del escudo antimisiles, la destrucción de la Libia y los actos de desestabilización contra Siria.
Inmediatamente después de su investidura, Putin pasó revista a la industria militar rusa, a sus fuerzas armadas y a todo su dispositivo de alianzas. Como paso ulterior, decidió situar en Siria la línea roja que el adversario no debe atravesar. A los ojos de Putin, la invasión de Libia por parte de la OTAN es similar a la invasión de Checoslovaquia por el III Reich, y la invasión de Siria –si llegara a producirse– sería comparable a la invasión de la Polonia, que desencadenó la Segunda Guerra Mundial.
Toda interpretación de lo que actualmente sucede en el Levante como una revolución/represión estrictamente siria no sólo es falsa sino también ridícula a la vista de lo que realmente está en juego, y no sería otra cosa que mera propaganda política. La crisis siria es, ante todo, una etapa del «rediseño del Medio Oriente ampliado», un nuevo intento de destruir el «eje de Resistencia» y constituye además la primera guerra de «la geopolítica del gas». Lo que actualmente está en juego en Siria no es saber Bachar al-Assad logrará democratizar las instituciones que heredó o si las monarquías wahabitas podrán destruir el último sistema laico de gobierno de la región e imponer su propio sectarismo, sino qué fronteras separan a los nuevos bloques que son la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y la OCS (Organización de Cooperación de Shangai).
Algunos de nuestros lectores deben haber experimentado un verdadero sobresalto al leer la frase anterior. En efecto, hace meses que los medios de prensa occidentales y los de los países del Golfo vienen remachándoles día tras día que el presidente al-Assad es el representante de una dictadura sectaria favorable a la minoría alauita mientras que la oposición armada representa la democracia pluralista. Basta una simple mirada a los hechos para darse cuenta de la falsedad de esa imagen. Bachar al-Assad ha convocado sucesivamente elecciones municipales, un referendo constitucional y elecciones legislativas multipartidistas.
Todos los observadores coinciden en que las mencionadas consultas se desarrollaron con toda legitimidad. La participación popular se elevó a más del 60%, lo cual no impidió que los occidentales las calificaran de «farsas» y que la oposición armada respaldada por las potencias occidentales y los países del Golfo hiciera imposible la participación de los electores en los 4 distritos bajo su control. Al mismo tiempo, la oposición armado ha multiplicado las acciones, no sólo contra las fuerzas de seguridad sino también contra la población civil y en contra de todos los símbolos de la cultura y del multiconfesionalismo.
La oposición armada está asesinando también a los sunnitas progresistas y está matando al azar alauitas y cristianos para obligarlos a huir con sus familias, ha quemado más de 1,500 escuelas e iglesias, proclamó en Baba Amro un efímero emirato islámico independiente donde instituyó un tribunal supuestamente revolucionario que condenó a muerte a más de 150 infieles, que fueron degollados públicamente uno a uno por les verdugos de la propia oposición armada. Y no será ciertamente el lamentable espectáculo que ofrecen unos cuantos políticos venales, reunidos en el seno de un Consejo Nacional Sirio creado en el exilio que agita un proyecto democrático de fachada que en nada se parece a la realidad impuesta en el terreno por los crímenes del llamado Ejército «Sirio» Libre, lo que logre evitar por mucho más tiempo que la verdad salga a la luz.
¿Quién puede creer, en todo caso, que el régimen laico de Siria, celebrado hasta hace poco como ejemplar, se ha convertido de pronto en una dictadura confesional mientras que el Ejército «Sirio» Libre, respaldado precisamente por las dictaduras wahabíes del Golfo y respetuoso discípulo de los predicadores takfiristas, es un modelo del pluralismo democrático?
La mención, por parte de los dirigentes estadounidenses, de una posible intervención internacional en Siria sin mandato de la ONU, siguiendo el modelo de la que provocó el desmembramiento de Yugoslavia, ha suscitado inquietud y cólera en Moscú. La Federación Rusa, que hasta ahora se había mantenido en posición defensiva, ha decidido a tomar la iniciativa. Este cambio de estrategia se debe al carácter urgente que reviste la situación, desde el punto de vista ruso, y a la evolución favorable sobre el terreno en la propia Siria.
Moscú acaba de proponer la creación de un Grupo de Contacto sobre Siria que reuniría en su seno a todos los Estados implicados, o sea tanto a los Estados vecinos como a las potencias regionales e internacionales. Se trata de crear un foro de diálogo en lugar del actual dispositivo belicoso instaurado por los occidentales bajo la orwelliana denominación de «Conferencia de Amigos de Siria».
Rusia sigue respaldando el plan Annan –que no es en realidad otra cosa que una versión apenas modificada del plan que Serguei Lavrov había presentado a la Liga Árabe. Rusia deplora la no aplicación de ese plan, pero atribuye la responsabilidad de su no aplicación a la facción de la oposición que ha tomado las armas. Según A. K. Lukashevich, uno de los voceros del ministerio ruso de Relaciones Exteriores, a la luz del derecho internacional el Ejército «Sirio» Libre es una organización ilegal que, a pesar de aseinar diariamente a 20 o 30 soldados sirios, sigue gozando públicamente del apoyo de los países miembros de la OTAN y del Consejo de Cooperación del Golfo, lo cual constituye por cierto una flagrante violación del Plan Annan.
Apostando a favor de la paz, ante una OTAN que apuesta abiertamente por la guerra, Vladimir Putin ha pedido a la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva) que se prepare para un despliegue de «chapkas azules» en Siria. El secretario general de la OTSC, Nikolai Bordyuzha, ya confirmó que dispone de 20 000 hombres inmediatamente disponibles y perfectamente formados para ese tipo de misión.
Sería la primera vez que la OTSC despliega una fuerza de paz fuera del antiguo espacio soviético. En una muestra de evidente nerviosismo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, trató inmediatamente de sabotear la iniciativa rusa proponiendo organizar él también un Grupo de Contacto.
Al reunir en Washington el Grupo de Trabajo sobre las sanciones de la Conferencia de Amigos de Siria, la secretaria de Estado Hillary Clinton simplemente ignoró la proposición rusa y recrudeció sus llamados a favor de un cambio de régimen.
En Turquía, parlamentarios de la oposición visitaron los campamentos de refugiados sirios. Allí pudieron comprobar la ausencia de más de un millar de refugiados censados por la ONU en el más importante de esos campamentos, donde encontraron sin embargo un importante arsenal. Así que decidieron interrogar en la Asamblea al primer ministro Recep Tayyip Erdogan y exigirle que revele el monto de la ayuda humanitaria concedida a estos refugiados fantasmas. Los diputados estiman que el mencionado campamento de refugiados sirve en realidad de cobertura a la realización de una operación militar secreta. Este campamento alberga en realidad a combatientes, provenientes principalmente de Libia, que utilizan esa instalación como base de retaguardia. Los diputados han emitido como hipótesis que se trata además de los combatientes que se introdujeron en el distrito de Hula precisamente en el momento de la masacre denunciada en esa región.
Estas informaciones confirman las acusaciones emitidas por el embajador ruso Vitaly Churkin ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Según el diplomático ruso, el representante especial de Ban Ki-moon en Libia, Ian Martin, ha utilizado recursos de la ONU, inicialmente destinados a los refugiados, para enviar a Turquía combatientes de al-Qaeda.
En Arabia Saudí se ha manifestad nuevamente la división entre el rey Abdallah y el clan de los Sudairis. A pedido del rey Abdallah I, el Consejo de Ulemas publicó una fatwa que estipula que Siria no es tierra de yihad. Al mismo tiempo, sin embargo, el príncipe Faisal, actual ministro de Relaciones Exteriores, lanzaba un llamado a armar a la oposición siria contra «el usurpador alauita».
El jueves 7 de junio fue un día rico en acontecimientos. Mientras que Ban Ki-moon y Navi Pillay, o sea el secretario general de la ONU y la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, pronunciaban su alegato contra Siria ante la Asamblea General de la ONU, Moscú realizó dos lanzamientos de prueba de misiles balísticos intercontinentales.
El coronel Vadim Koval, vocero de las RSVN (Tropas Balísticas Estratégicas Rusas), reconoció la realización del lanzamiento de prueba de un misil Topol –desde un emplazamiento cercano al Mar Caspio– pero no confirmó el de un misil Bulava –desde un submarino en el Mediterráneo. Este último lanzamiento fue visto, sin embargo, en todo el Medio Oriente, desde Israel hasta Armenia, y no se conoce ningún otro tipo de arma capaz de provocar los efectos visuales que pudieron observarse en el cielo de la región.
El mensaje está claro: si la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo no respetan las obligaciones internacionales ya definidas en el Plan Annan y se obstinan en alimentar el terrorismo, Moscú está dispuesto a enfrentarlos, incluso al precio de una guerra mundial.
Según nuestras informaciones, estos disparos de advertencia estuvieron coordinados con las autoridades sirias. Moscú, que ya anteriormente había estimulado a Damasco para que procediera a la liquidación del emirato islámico de Baba Amro inmediatamente después del referendo constitucional que confirmó la autoridad del presidente al-Assad, también incitó ahora al presidente a liquidar los grupos de mercenarios presentes en el país desde el instante siguiente a la investidura del nuevo parlamento y del nuevo primer ministro sirios. Se dio entonces orden de pasar de una estrategia defensiva a una acción ofensiva tendiente a proteger a la población frente a las acciones terroristas. El ejército nacional sirio pasó por consiguiente a la ofensiva contra los bastiones del Ejército «Sirio» Libre. Los combates de los próximos días pueden ser difíciles, en la medida en que los mercenarios disponen de morteros, de cohetes antitanques e incluso de misiles tierra-aire.
En un intento por aligerar la tensión, Francia aceptó inmediatamente la proposición rusa de participación en un Grupo de Contacto. Washington, por su parte, envió a Frederic C. Hof a Moscú. Contradiciendo incluso las declaraciones que había hecho la víspera la propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, el señor Hof aceptó la invitación rusa a integrar el nuevo Grupo de Contacto.
Ha quedado atrás el momento de lamentarse sobre la extensión de los combates al territorio libanes, o de filosofar sobre una posible regionalización del conflicto sirio. En 16 meses de maniobras desestabilizadoras contra Siria, la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo han creado una situación sin salida que ahora puede convertirse en una guerra mundial.
Fuente: http://www.voltairenet.org/Disparos-rusos-de-advertencia
Fidel rinde homenaje a Teófilo Stevenson en sus Reflexiones
El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, dedicó este martes unas líneas al exmonarca cubano del boxeo amateur, Teófilo Stevenson, quien fuera tricampeón olímpico y mundial, fallecido este lunes a los 60 años de edad, víctima de un infarto.
Durante sus acostumbradas Reflexiones, Fidel lamentó la muerte de Stevenson y recordó que “ningún otro boxeador amateur brilló tanto en la historia de ese deporte”.
Asimismo, destacó que el excampeón mundial “podría haber obtenido dos títulos mundiales adicionales, si no hubiese sido por deberes que los principios internacionalistas impusieron a la Revolución”.
Adicionalmente, el expresidente destacó la integridad moral y humanismo del púgil cubano, afirmando que “ningún dinero del mundo habría sobornado a Stevenson”.
Stevenson nunca peleó profesionalmente debido a que la política del Gobierno cubano, desde la Revolución en 1959, no admitía el profesionalismo. Sin embargo, se destacó como un profesional y ganó medallas doradas en los Juegos Olímpicos de Munich 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980.
Stevenson logró 301 victorias en 321 peleas aficionadas y siempre se negó a cobrar por su trabajo. El cubano rechazó montañas de dinero para pelear contra pesos pesados del boxeo como Muhammad Ali, George Foreman y Joe Frazier; todos campeones mundiales en su momento.
"Prefiero el cariño de millones de cubanos que todo el dinero que me puedan ofrecer", expresó el boxeador en una oportunidad.
Conocido como el Gigante del Central Delicias, donde nació el 29 de marzo de 1952, Stevenson ganó todos los títulos de la Asociación Internacional de Boxeo Aficionado (AIBA), en sus 20 años de carrera.
A continuación el texto íntegro de las Reflexiones de Fidel:
Teófilo Stevenson
Se nos ha ido Stevenson. Después de las cuatro de la tarde de ayer llegó la noticia. Ningún otro boxeador amateur brilló tanto en la historia de ese deporte. Podría haber obtenido dos títulos mundiales adicionales, si no hubiese sido por deberes que los principios internacionalistas impusieron a la Revolución. Ningún dinero del mundo habría sobornado a Stevenson.
¡Gloria eterna a su memoria!
Fidel Castro Ruz
Junio 12 de 2012
teleSUR-Cubadebate/MARL
El imperialismo, aunque se vista de seda…
1
El problema de la ecología no es sólo ecológico. Si algo nos enseña la Teoría General de los Sistemas, es que todos los elementos de un sistema interactúan entre sí. La ecología no es un mero problema de gases, fluidos y especies: es un problema de la acción coercitiva de los cuerpos políticos sobre el medio humano que a su vez opera sobre el medio ambiente. No hay mejora ecológica sin mejora política.
2
La acción humana sobre la Ecología parece regida hasta el presente por una lógica matemática que es a la vez paradigma cultural, el de la Teoría de los Juegos. Una variante de ésta se ocupa de los llamados Juegos Suma Cero, en los cuales la ganancia de una parte se hace a costa de la pérdida de las otras, sistematizados por Oskar Morgenstein yJohn von Neuman en 1944 en su libro The Theory of Games and Economic Behavior (Heims, Steve J.: J. von Neuman y N. Wiener (1 y 2); Salvat Editores, Barcelona 1986). En el modelo matemático del capitalismo, una de las tres fuerzas productivas, el Capital, se alimenta de la explotación y el desgaste de las restantes: laNaturaleza y el Trabajo, y desplaza hacia éstas todas las consecuencias nefastas del proceso productivo. El capital de las grandes potencias logra tales objetivos en estrecha complicidad con el Estado, al tiempo que pretende que los Estados de los países periféricos se abstengan de toda intervención económica.
La acción humana sobre la Ecología parece regida hasta el presente por una lógica matemática que es a la vez paradigma cultural, el de la Teoría de los Juegos. Una variante de ésta se ocupa de los llamados Juegos Suma Cero, en los cuales la ganancia de una parte se hace a costa de la pérdida de las otras, sistematizados por Oskar Morgenstein yJohn von Neuman en 1944 en su libro The Theory of Games and Economic Behavior (Heims, Steve J.: J. von Neuman y N. Wiener (1 y 2); Salvat Editores, Barcelona 1986). En el modelo matemático del capitalismo, una de las tres fuerzas productivas, el Capital, se alimenta de la explotación y el desgaste de las restantes: laNaturaleza y el Trabajo, y desplaza hacia éstas todas las consecuencias nefastas del proceso productivo. El capital de las grandes potencias logra tales objetivos en estrecha complicidad con el Estado, al tiempo que pretende que los Estados de los países periféricos se abstengan de toda intervención económica.
3
Así, el gran capital, mientras se coliga con el poder público del Estado, intenta desplazar la gestión de las restantes fuerzas de producción hacia la esfera de lo privado. Por ello pretende que la defensa del Trabajo esté esencialmente en manos de asociaciones privadas, como los sindicatos; y postula que la gestión de la Naturaleza debe depender también esencialmente de entes privados: las grandes empresas transnacionales, las minorías étnicas, y las Organizaciones No Gubernamentales Ecológicas, con gran frecuencia financiadas por las primeras. La llamada Green Economy, a pesar de algunas de sus postulaciones sensatas, predica que la naturaleza debe ser sometida al juego de un mercado que a su vez está dominado por el gran Capital. Como bien denuncia el “Grupo de articulación internacional de la Cumbre de los Pueblos por Justicia Social y Ambiental” en su manifiesto de 12 de mayo de 2012 en Río de Janeiro: “El fallido modelo económico, ahora disfrazado de verde, pretende someter todos los ciclos vitales de la naturaleza a las reglas del mercado y al dominio de la tecnología, la privatización y mercantilización de la naturaleza y sus funciones, así como de los conocimientos tradicionales, aumentando los mercados financieros especulativos a través de mercados de carbono, de servicios ambientales, de compensaciones por biodiversidad y el mecanismo REDD+ (Reducción de emisiones por deforestación evitada y degradación de bosques)”.
Así, el gran capital, mientras se coliga con el poder público del Estado, intenta desplazar la gestión de las restantes fuerzas de producción hacia la esfera de lo privado. Por ello pretende que la defensa del Trabajo esté esencialmente en manos de asociaciones privadas, como los sindicatos; y postula que la gestión de la Naturaleza debe depender también esencialmente de entes privados: las grandes empresas transnacionales, las minorías étnicas, y las Organizaciones No Gubernamentales Ecológicas, con gran frecuencia financiadas por las primeras. La llamada Green Economy, a pesar de algunas de sus postulaciones sensatas, predica que la naturaleza debe ser sometida al juego de un mercado que a su vez está dominado por el gran Capital. Como bien denuncia el “Grupo de articulación internacional de la Cumbre de los Pueblos por Justicia Social y Ambiental” en su manifiesto de 12 de mayo de 2012 en Río de Janeiro: “El fallido modelo económico, ahora disfrazado de verde, pretende someter todos los ciclos vitales de la naturaleza a las reglas del mercado y al dominio de la tecnología, la privatización y mercantilización de la naturaleza y sus funciones, así como de los conocimientos tradicionales, aumentando los mercados financieros especulativos a través de mercados de carbono, de servicios ambientales, de compensaciones por biodiversidad y el mecanismo REDD+ (Reducción de emisiones por deforestación evitada y degradación de bosques)”.
4
Examinemos el comportamiento de esta alianza entre Capital y Estado en el primer actor ecológico del mundo. Estados Unidos cuenta no más del 4% de la población mundial, devora 25% de la energía fósil del planeta y es el mayor emisor de gases contaminantes. El Project New American Century postula que dicho país debe aprovechar sus ventajas acumuladas para continuar siendo la potencia hegemónica del siglo XXI, para lo cual debe seguir un plan de incremento de su poderío militar a fin de no comprometer el nivel de vida de su población (http://www. Newamericancentury). La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos postula el uso sistemático de la fuerza incluso en ataques “preventivos”, con o sin el apoyo de la comunidad internacional (Bush, George: “The National Security Strategy of the United States of America”, Washington, 17-9- 2002, www.whitehouse.gov/nsc//.html). No por casualidad la potencia norteña gasta por sí sola en armamentos más que el conjunto de los otros países. Paralelamente, el Plan de Guerra de Bill Clinton proponía con respecto a América Latina una reconquista política, militar y económica mediante el ALCA, especie de Tratado de Libre Comercio continental que pretendía prohibir medidas proteccionistas del ambiente, y la apropiación de la Amazonia (Dieterich, Heinz: La integración militar del Bloque de Poder Latinoamericano, Instituto Municipal de Publicaciones, Caracas 2004, 49). En orden ejecutiva de 16 de marzo de 2012, el presidente Barack Obama declara materias atinentes a la seguridad nacional lo relativo a la energía, los recursos hídricos, los alimentos, la producción agrícola, el trabajo y todo tipo de tecnologías y suministros, incluidos materiales de construcción; y se atribuye competencias y facultades para mantener la provisión adecuada de ellos para los requerimientos de la Defensa Nacional (www.whitehouse.gov/nsc//.html). La mayor potencia militar del mundo pretende asegurarse la ilimitada disposición de la Naturaleza del planeta mediante el poder estatal y la agresión ilimitada.
Examinemos el comportamiento de esta alianza entre Capital y Estado en el primer actor ecológico del mundo. Estados Unidos cuenta no más del 4% de la población mundial, devora 25% de la energía fósil del planeta y es el mayor emisor de gases contaminantes. El Project New American Century postula que dicho país debe aprovechar sus ventajas acumuladas para continuar siendo la potencia hegemónica del siglo XXI, para lo cual debe seguir un plan de incremento de su poderío militar a fin de no comprometer el nivel de vida de su población (http://www. Newamericancentury). La Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos postula el uso sistemático de la fuerza incluso en ataques “preventivos”, con o sin el apoyo de la comunidad internacional (Bush, George: “The National Security Strategy of the United States of America”, Washington, 17-9- 2002, www.whitehouse.gov/nsc//.html). No por casualidad la potencia norteña gasta por sí sola en armamentos más que el conjunto de los otros países. Paralelamente, el Plan de Guerra de Bill Clinton proponía con respecto a América Latina una reconquista política, militar y económica mediante el ALCA, especie de Tratado de Libre Comercio continental que pretendía prohibir medidas proteccionistas del ambiente, y la apropiación de la Amazonia (Dieterich, Heinz: La integración militar del Bloque de Poder Latinoamericano, Instituto Municipal de Publicaciones, Caracas 2004, 49). En orden ejecutiva de 16 de marzo de 2012, el presidente Barack Obama declara materias atinentes a la seguridad nacional lo relativo a la energía, los recursos hídricos, los alimentos, la producción agrícola, el trabajo y todo tipo de tecnologías y suministros, incluidos materiales de construcción; y se atribuye competencias y facultades para mantener la provisión adecuada de ellos para los requerimientos de la Defensa Nacional (www.whitehouse.gov/nsc//.html). La mayor potencia militar del mundo pretende asegurarse la ilimitada disposición de la Naturaleza del planeta mediante el poder estatal y la agresión ilimitada.
5
A partir de estas premisas, se entiende que conductas como la negativa conjunta deEstados Unidos y Canadá a suscribir el protocolo de Kyoto no son decisiones ecológicas, sino políticas. A ambos Estados les importa un comino que el mundo se ahogue en gases de invernadero, mientras sus ciudadanos puedan disfrutar de una sociedad de consumo fundada en el derroche de combustible en automóviles individuales. Igual política anima a las demás potencias que suscriben el Protocolo, pero limitan la reducción de sus emisiones mediante “acuerdos de flexibilización”. Si los principales contaminadores del mundo se niegan a reducir sus emisiones, ¿quién deberá hacerlo? Se impone tal obligación a los países emergentes, a fin de que sus economías no puedan competir con las hegemónicas.
A partir de estas premisas, se entiende que conductas como la negativa conjunta deEstados Unidos y Canadá a suscribir el protocolo de Kyoto no son decisiones ecológicas, sino políticas. A ambos Estados les importa un comino que el mundo se ahogue en gases de invernadero, mientras sus ciudadanos puedan disfrutar de una sociedad de consumo fundada en el derroche de combustible en automóviles individuales. Igual política anima a las demás potencias que suscriben el Protocolo, pero limitan la reducción de sus emisiones mediante “acuerdos de flexibilización”. Si los principales contaminadores del mundo se niegan a reducir sus emisiones, ¿quién deberá hacerlo? Se impone tal obligación a los países emergentes, a fin de que sus economías no puedan competir con las hegemónicas.
6
Para desplazar la responsabilidad por la pureza de la atmósfera a los países que menos la contaminan, los 190 países reunidos a fin de 2008 en la conferencia sobre el clima en Poznan prometen la creación de un “cofre dorado” de créditos de carbono, para que comunidades rurales pobres reciban subsidios como guardianas de tierras y bosques. En dicha conferencia se acordó asimismo un esquema de pagos por la preservación de bosques, llamado Iniciativa de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD, en inglés). Según él, los países más ricos se comprometerían a compensar la contaminación ambiental que generan, pagando por mantener y reforestar selvas tropicales. En dicho fondo se incluyen catorce naciones, cinco de ellas de América Latina:Bolivia, Costa Rica, Guyana, México y Panamá (Kaldrmakis, de Posmas, Sofía: “Mercadeando el carbono”, Panorama de las Américas, Panamá, febrero 2009, 130). Dichos aportes, obviamente, no se entregan sin condiciones: éstas pueden comprender restricciones para el uso por cada país de sus bosques tropicales, o derechos sobre la biodiversidad, los cauces hídricos y otros bienes naturales. Además, harían depender la preservación de los bosques de la eventual fijación de un “precio internacional por las emisiones de carbono”, todavía no acordado, sujeto a fluctuaciones mercantiles y a complejas mediciones. Obsérvese por otra parte que los créditos aparentemente serían otorgados a “comunidades rurales pobres” y no a los Estados que representan la totalidad del país: la responsabilidad por la preservación de los recursos naturales se desplazaría así, no a los Estados del Tercer Mundo, sino a grupos sociales específicos dentro de ellos. Sería preferible que los países que poseen bosques tropicales gerenciaran por sí mismos sus propias políticas de conservación. La protección de los bosques como compensación por las emisiones de gases de efecto invernadero es, por otra parte, una cuestión compleja, que involucra infinidad de aspectos biológicos, sociales, económicos, políticos y culturales, y que no debería depender de un mero sistema de mercado (www.carbonfinance.org). El presidente de Ecuador Rafael Correa rechazó en 2010 un acuerdo de tal naturaleza, por considerar que sus cláusulas eran deprimentes y contrarias a la soberanía de su país.
Para desplazar la responsabilidad por la pureza de la atmósfera a los países que menos la contaminan, los 190 países reunidos a fin de 2008 en la conferencia sobre el clima en Poznan prometen la creación de un “cofre dorado” de créditos de carbono, para que comunidades rurales pobres reciban subsidios como guardianas de tierras y bosques. En dicha conferencia se acordó asimismo un esquema de pagos por la preservación de bosques, llamado Iniciativa de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD, en inglés). Según él, los países más ricos se comprometerían a compensar la contaminación ambiental que generan, pagando por mantener y reforestar selvas tropicales. En dicho fondo se incluyen catorce naciones, cinco de ellas de América Latina:Bolivia, Costa Rica, Guyana, México y Panamá (Kaldrmakis, de Posmas, Sofía: “Mercadeando el carbono”, Panorama de las Américas, Panamá, febrero 2009, 130). Dichos aportes, obviamente, no se entregan sin condiciones: éstas pueden comprender restricciones para el uso por cada país de sus bosques tropicales, o derechos sobre la biodiversidad, los cauces hídricos y otros bienes naturales. Además, harían depender la preservación de los bosques de la eventual fijación de un “precio internacional por las emisiones de carbono”, todavía no acordado, sujeto a fluctuaciones mercantiles y a complejas mediciones. Obsérvese por otra parte que los créditos aparentemente serían otorgados a “comunidades rurales pobres” y no a los Estados que representan la totalidad del país: la responsabilidad por la preservación de los recursos naturales se desplazaría así, no a los Estados del Tercer Mundo, sino a grupos sociales específicos dentro de ellos. Sería preferible que los países que poseen bosques tropicales gerenciaran por sí mismos sus propias políticas de conservación. La protección de los bosques como compensación por las emisiones de gases de efecto invernadero es, por otra parte, una cuestión compleja, que involucra infinidad de aspectos biológicos, sociales, económicos, políticos y culturales, y que no debería depender de un mero sistema de mercado (www.carbonfinance.org). El presidente de Ecuador Rafael Correa rechazó en 2010 un acuerdo de tal naturaleza, por considerar que sus cláusulas eran deprimentes y contrarias a la soberanía de su país.
7
El agua es vida: privatizarla es privatizar la existencia. El Capital avanza una campaña mundial por la apropiación de las aguas y de los servicios de acueductos. Algunas organizaciones no gubernamentales han librado gloriosas batallas por preservar el derecho humano al vital líquido, tales como la Guerra del Agua de Cochabamba. Pero quienes en definitiva han recuperado el control de aguas y acueductos en Venezuela, Bolivia, Argentina, Ecuador y otros países han sido los Estados, al prohibir la privatización de las fuentes de dicho líquido y renacionalizar acueductos.
El agua es vida: privatizarla es privatizar la existencia. El Capital avanza una campaña mundial por la apropiación de las aguas y de los servicios de acueductos. Algunas organizaciones no gubernamentales han librado gloriosas batallas por preservar el derecho humano al vital líquido, tales como la Guerra del Agua de Cochabamba. Pero quienes en definitiva han recuperado el control de aguas y acueductos en Venezuela, Bolivia, Argentina, Ecuador y otros países han sido los Estados, al prohibir la privatización de las fuentes de dicho líquido y renacionalizar acueductos.
8
El capital se concentra en un número cada vez menor de manos: los alimentos también. Una docena de transnacionales y 36 filiales interconectadas dominan su producción y mercadeo mundial. Integran el cartel Anglo-Holandés-Suizo: doce de ellas están asociadas al cartel de Windsor, de la casa reinante inglesa; las demás en su mayoría están vinculadas a otras cinco casas reales. Apenas dos, Continental y Cargill, controlan más de la mitad de la producción de granos global. Este colosal oligopolio domina el 95% de la producción alimenticia de Estados Unidos, Europa, los países del Commonwealth y Latinoamérica, especialmente Argentina y Brasil, y de sus cosechas dependen cinco mil millones de personas. En el resto del mundo ha deprimido la producción de alimentos incoando la eliminación de políticas proteccionistas y subsidios, la suspensión de financiamientos y grandes proyectos agrícolas, el dumping y el dominio sobre semillas y fertilizantes (Jerónimo Guerra: “La escasez y el desabastecimiento como armas de destrucción masiva”; Rebelión, 24-02-2008). Este sistema presupone el monocultivo, que a su vez impone el latifundio, la expulsión masiva de campesinos y la producción de alimentos para la exportación y la especulación, y no para satisfacer las necesidades de la población del país donde se produce. También trae consigo el cultivo de especies genéticamente alteradas y estériles, y a veces desvía los vegetales del consumo humano para destinarlos a la producción de biocombustibles y de alimentos para el ganado. Este modelo elimina la diversidad biológica, destruye la base social y en fin agota la tierra. Lo han hecho posible las enormes presiones políticas y financieras sobre los Estados débiles que no aplican su soberanía para la eliminación del latifundio ni para la protección de la agricultura local y de sus ciudadanos. Movimientos como el de los Sin Tierra de Brasilavanzan luchas cotidianas contra estos procesos; pero sin apoyo del Estado difícilmente lograrán la victoria. Sin medidas políticas de restricción del poderío de las transnacionales y de protección de las agriculturas locales y de los campesinos no habrá cambios en esta situación. Sin mejora en la política de la propiedad de la tierra no hay mejoría en el problema del hambre.
El capital se concentra en un número cada vez menor de manos: los alimentos también. Una docena de transnacionales y 36 filiales interconectadas dominan su producción y mercadeo mundial. Integran el cartel Anglo-Holandés-Suizo: doce de ellas están asociadas al cartel de Windsor, de la casa reinante inglesa; las demás en su mayoría están vinculadas a otras cinco casas reales. Apenas dos, Continental y Cargill, controlan más de la mitad de la producción de granos global. Este colosal oligopolio domina el 95% de la producción alimenticia de Estados Unidos, Europa, los países del Commonwealth y Latinoamérica, especialmente Argentina y Brasil, y de sus cosechas dependen cinco mil millones de personas. En el resto del mundo ha deprimido la producción de alimentos incoando la eliminación de políticas proteccionistas y subsidios, la suspensión de financiamientos y grandes proyectos agrícolas, el dumping y el dominio sobre semillas y fertilizantes (Jerónimo Guerra: “La escasez y el desabastecimiento como armas de destrucción masiva”; Rebelión, 24-02-2008). Este sistema presupone el monocultivo, que a su vez impone el latifundio, la expulsión masiva de campesinos y la producción de alimentos para la exportación y la especulación, y no para satisfacer las necesidades de la población del país donde se produce. También trae consigo el cultivo de especies genéticamente alteradas y estériles, y a veces desvía los vegetales del consumo humano para destinarlos a la producción de biocombustibles y de alimentos para el ganado. Este modelo elimina la diversidad biológica, destruye la base social y en fin agota la tierra. Lo han hecho posible las enormes presiones políticas y financieras sobre los Estados débiles que no aplican su soberanía para la eliminación del latifundio ni para la protección de la agricultura local y de sus ciudadanos. Movimientos como el de los Sin Tierra de Brasilavanzan luchas cotidianas contra estos procesos; pero sin apoyo del Estado difícilmente lograrán la victoria. Sin medidas políticas de restricción del poderío de las transnacionales y de protección de las agriculturas locales y de los campesinos no habrá cambios en esta situación. Sin mejora en la política de la propiedad de la tierra no hay mejoría en el problema del hambre.
9
Los ejemplos podrían multiplicarse al infinito. En general, los poderes económicos y políticos de los países hegemónicos propulsan un modelo de gestión que exige: 1) Privatización de la naturaleza 2) Privatización de los recursos, incluidos los del subsuelo 3) Transferencia del poder de decisión de los Estados periféricos sobre sus recursos hacia transnacionales, organizaciones no gubernamentales o minorías étnicas 4) Apropiación monopólica de la tierra cultivable 5) Control sobre la reproducción de la vida a través de semillas y organismos genéticamente modificados, clonación y el registro de patentes sobre seres vivientes 6) Freno del desarrollo en los países emergentes y periféricos, en aras del ilimitado consumo de recursos por los países hegemónicos 7) Desplazamiento o tercerización de los efectos nocivos de la contaminación de los países hegemónicos hacia las periferias. 8) Derecho al uso ilimitado de la fuerza por los imperios para defender sus pretensiones sobre la Naturaleza 9) Maquillaje de todas estas acciones como políticas de defensa de las víctimas y del planeta. Nunca fue más repulsivo el retrato de Dorian Grey que cuando añadió la hipocresía a sus demás perversiones. Ninguna de estas fatales iniciativas puede ser revertida sin acciones políticas. No habrá revolución ecológica sin Revolución.
Los ejemplos podrían multiplicarse al infinito. En general, los poderes económicos y políticos de los países hegemónicos propulsan un modelo de gestión que exige: 1) Privatización de la naturaleza 2) Privatización de los recursos, incluidos los del subsuelo 3) Transferencia del poder de decisión de los Estados periféricos sobre sus recursos hacia transnacionales, organizaciones no gubernamentales o minorías étnicas 4) Apropiación monopólica de la tierra cultivable 5) Control sobre la reproducción de la vida a través de semillas y organismos genéticamente modificados, clonación y el registro de patentes sobre seres vivientes 6) Freno del desarrollo en los países emergentes y periféricos, en aras del ilimitado consumo de recursos por los países hegemónicos 7) Desplazamiento o tercerización de los efectos nocivos de la contaminación de los países hegemónicos hacia las periferias. 8) Derecho al uso ilimitado de la fuerza por los imperios para defender sus pretensiones sobre la Naturaleza 9) Maquillaje de todas estas acciones como políticas de defensa de las víctimas y del planeta. Nunca fue más repulsivo el retrato de Dorian Grey que cuando añadió la hipocresía a sus demás perversiones. Ninguna de estas fatales iniciativas puede ser revertida sin acciones políticas. No habrá revolución ecológica sin Revolución.
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Según señalamos, la lógica de estas operaciones destructivas corresponde a la estrategia de los llamados juegos Suma Cero, en los cuales la ganancia de uno equivale a la pérdida de otro. Su lógica ha permeado toda la cultura, desde la simplificación del evolucionismo al darwinismo social y a la idolatría del libre mercado como supuesta sede de la libre competencia, y a la prédica postmoderna de la muerte de la Ética, de la Política y de la Historia. La conciencia de la finitud del mundo debe llevarnos a aplicar los juegos cooperativos, examinados por John Forbes Nash en 1951 en su artículo “Non-Cooperative Games” (The Annals of Mathematics 54(2):286-295). Si la perpetuación de un juego suma cero lleva al estancamiento o la destrucción mutua, los competidores pueden mejorar su estrategia haciéndolo cooperativo. De hecho, la Sociobiología demuestra que la vida, lejos de ser sólo un juego suma cero de competencia y mutua destrucción, es también un conjunto de juegos cooperativos, que rigen la agregación de células en los seres complejos, la reproducción y el apoyo mutuo en los animales sociales (Wilson, Edward O.: Sociobiology, the new synthesis; The Belknap Press of Harvard University Press, Harvard, 1976). De los juegos cooperativos nacen las sociedades humanas y la civilización. Pero un paradigma cultural no se impone por el mero hecho de ser expuesto. Para implantarlo se requiere una acción social que impulse una decisión política. Las fuerzas de la vida, que componen la Naturaleza y el Trabajo, deben imponerse a la abstracción muerta y la lógica mortífera del Capital. Sin Revolución en la vida no se detendrá la muerte.
Según señalamos, la lógica de estas operaciones destructivas corresponde a la estrategia de los llamados juegos Suma Cero, en los cuales la ganancia de uno equivale a la pérdida de otro. Su lógica ha permeado toda la cultura, desde la simplificación del evolucionismo al darwinismo social y a la idolatría del libre mercado como supuesta sede de la libre competencia, y a la prédica postmoderna de la muerte de la Ética, de la Política y de la Historia. La conciencia de la finitud del mundo debe llevarnos a aplicar los juegos cooperativos, examinados por John Forbes Nash en 1951 en su artículo “Non-Cooperative Games” (The Annals of Mathematics 54(2):286-295). Si la perpetuación de un juego suma cero lleva al estancamiento o la destrucción mutua, los competidores pueden mejorar su estrategia haciéndolo cooperativo. De hecho, la Sociobiología demuestra que la vida, lejos de ser sólo un juego suma cero de competencia y mutua destrucción, es también un conjunto de juegos cooperativos, que rigen la agregación de células en los seres complejos, la reproducción y el apoyo mutuo en los animales sociales (Wilson, Edward O.: Sociobiology, the new synthesis; The Belknap Press of Harvard University Press, Harvard, 1976). De los juegos cooperativos nacen las sociedades humanas y la civilización. Pero un paradigma cultural no se impone por el mero hecho de ser expuesto. Para implantarlo se requiere una acción social que impulse una decisión política. Las fuerzas de la vida, que componen la Naturaleza y el Trabajo, deben imponerse a la abstracción muerta y la lógica mortífera del Capital. Sin Revolución en la vida no se detendrá la muerte.
Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2012/06/10/el-imperialismo-aunque-se-vista-de-seda/
Bendito angel humano
junio 13, 2012 por maestroviejo
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