Un espray eléctrico que
repara corazones
Ministros de EEUU y Alemania debaten como salvar
el neoliberalismo
Cuba reveló operación financiada por EE.UU. para sabotear visita del
Papa
Ejército Sirio Libre: ¿Revolucionarios o Contras?
por Thierry
Meyssan
Mientras la
prensa occidental presenta al Ejército Sirio Libre como una organización
revolucionaria armada, Thierry Meyssan viene señalando desde hace un año que en
realidad se trata de un ente contrarrevolucionario y explica que poco a poco
fue pasando de manos de las monarquías reaccionarias del Golfo al control de
Turquía, que a su vez actúa por cuenta de la OTAN. Una afirmación a
contracorriente que exige una demostración bien bien argumentada…
RED VOLTAIRE | DAMASCO
(SIRIA) | 26 DE JULIO DE 2012
Desde hace 18 meses, Siria se ha visto inmersa en una serie de
desórdenes que han ido en aumento hasta convertirse en un conflicto que ya ha
causado la muerte de unas 20,000 personas. Si bien existe un consenso sobre
estos hechos, también es cierto que existen importantes divergencias en las
narraciones e interpretaciones de esos hechos.
Según los Estados occidentales y sus medios de prensa,
los sirios aspiran a vivir en democracias de mercado al estilo occidental. Así
que, siguiendo los escenarios de Túnez, Egipto y Libia correspondientes a la «primavera
árabe», los sirios se habrían levantado para derrocar al dictador Bachar
al-Assad, quien a su vez no tardó en reprimir las manifestaciones de forma
sangrienta. Los occidentales quisieran poner fin a la masacre, pero los rusos y
los chinos se oponen a ello, ya sea por interés o por desprecio a la vida
humana.
Mientras tanto, los Estados que no aceptan la dominación
estadounidense y sus medios de prensa estiman, por el contrario, que Estados
Unidos ha desatado contra Siria una acción ya preparada desde hace mucho tiempo.
También estiman que, procediendo al principio a través de sus aliados regionales y, ya más tarde, de forma directa, Estados Unidos ha infiltrado en Siria bandas armadas que han desestabilizado el país, siguiendo el modelo de los Contras ya utilizados anteriormente en Nicaragua. Pero estos elementos han logrado muy poco apoyo en el plano interno y se han visto derrotados mientras Rusia y China impiden que la OTAN liquide al ejército sirio, lo cual invertiría la ecuación regional.
También estiman que, procediendo al principio a través de sus aliados regionales y, ya más tarde, de forma directa, Estados Unidos ha infiltrado en Siria bandas armadas que han desestabilizado el país, siguiendo el modelo de los Contras ya utilizados anteriormente en Nicaragua. Pero estos elementos han logrado muy poco apoyo en el plano interno y se han visto derrotados mientras Rusia y China impiden que la OTAN liquide al ejército sirio, lo cual invertiría la ecuación regional.
¿Quién dice la verdad? ¿Quién se equivoca?
En
Siria, los grupos armados no defienden la democracia sino que luchan contra
ella
En primer lugar, la interpretación de los acontecimientos registrados
en Siria como un episodio de la «primavera árabe» es una ilusión en la
medida en que la llamada «primavera» está lejos de ser una realidad. No
es más que un eslogan publicitario tendiente a dar una imagen positiva a toda
una serie de hechos heteróclitos. Si bien es cierto que en Túnez, Yemen y
Bahréin sí se produjeron revueltas populares, tal cosa no sucedió ni en Egipto
ni en Libia.
En Egipto, las manifestaciones en las calles se limitaron a la capital
y a la participación de un sector de la burguesía. El pueblo egipcio nunca se
sintió, absolutamente en ningún momento, implicado en el espectáculo televisivo
de la plaza Tahrir [1]. En Libia tampoco se produjo una revuelta
política sino un movimiento separatista surgido en la región de Cirenaica en
contra del poder de Trípoli y que sirvió de pretexto a la intervención militar
de la OTAN, intervención militar que costó la vida a unas 160,000 personas.
La estación libanesa NourTV se anotó un resonante
éxito con la transmisión de una serie de programas de Hassan Hamade y Georges
Rahme titulada «La primavera árabe, de Lawrence de Arabia a Bernard-Henri
Levy». Los autores de la serie desarrollan la idea de que la «primavera
árabe» es un remake de la «revuelta árabe» de
1916-1918, orquestada por los británicos en contra de los otomanos. Esta vez,
los occidentales han manipulado las situaciones para derrocar a una generación
de líderes e imponer a la Hermandad Musulmana. De hecho, la «primavera árabe»
cae en la categoría de publicidad engañosa. En estos momentos, Marruecos,
Túnez, Libia, Egipto y Gaza están siendo gobernados por una hermandad que, por
un lado, impone un orden moral mientras que, por el otro, apoya el sionismo y
el capitalismo seudoliberal, o sea los intereses de Israel y de los
anglosajones. Desaparece así la ilusión. Varios autores, como el sirio Said Hilal Alcharifi hablan ahora, en tono de
burla, de la «primavera otánica».
En segundo lugar, los dirigentes del Consejo Nacional Sirio (CNS) y
los comandantes del Ejército Sirio Libre (ASL) no son precisamente demócratas
en el sentido de que estén dispuestos a favorecer «un gobierno del pueblo,
por el pueblo y para el pueblo», según la fórmula de Abraham Lincoln,
recogida en la Constitución francesa. Por ejemplo, el primer presidente del CNS
fue Burhan Galioun, profesor en una universidad francesa. Ghalioum no era para
nada «un opositor sirio perseguido por el regimen» ya que entraba y
salía libremente de Siria. Tampoco era, como ahora pretende serlo, un «intelectual
laico» ya que era el consejero político del argelino Abbassi Madani,
presidente del Frente Islámico de Salvación (FIS), actualmente refugiado en
Qatar. Su sucesor, Abdel Basset Syda [2], sólo hizo su aparición en el mundo de la
política en estos últimos meses y rápidamente resultó ser un simple ejecutor de
los deseos estadounidenses. Desde el momento mismo de su elección a la cabeza
del CNS, el señor Syda se comprometió no a defender la voluntad de su pueblo
sino a aplicar la «hoja de ruta» que Washington redactó para Siria,
titulada The Day after.
Los combatientes del Ejército Sirio Libre también están
lejos de ser militantes de la democracia. Reconocen la autoridad
espiritual del jeque Adnan al-Arour, predicador takfirista que llama a derrocar
y matar a Bachar al-Assad, no por motivos políticos sino únicamente porque el
presidente sirio es alauita, lo cual lo convierte en un hereje a los ojos del
jeque. Todos los oficiales del ESL que han podido ser identificados son
sunnitas y todas las brigadas del ESL llevan nombres de figuras históricas
sunnitas. Los «tribunales revolucionarios» del ESL condenan a muerte a
sus opositores políticos (no sólo a los partidarios de Bachar al-Assad) y a los
infieles, que son degollados en público. El programa del ESL consiste en acabar
con el régimen laico instaurado por el Baas, el PSNS y los comunistas y prevé
la instauración de un régimen confesional estrictamente sunnita.
El
conflicto sirio fue planeado por los occidentales
Es de público conocimiento el deseo occidental de acabar con Siria, y
ese elemento es más que suficiente para explicar los actuales acontecimientos.
Recordemos algunos hechos que no dejan lugar a dudas sobre la premeditación que
caracteriza los acontecimientos [3].
La decisión de imponer la guerra a Siria fue adoptada en una reunión en Camp
David, por el presidente George W. Bush, el 15 de diciembre de 2001 (ver
fecha de nuestro artículo), justo después de los espectaculares atentados de
Nueva York y de Washington. En aquel momento, lo previsto era intervenir
simultáneamente en Siria y en Libia para demostrar que Estados Unidos podía
intervenir en dos teatros de operaciones al mismo tiempo. El testimonio del
general Wesley Clark, ex comandante supremo de la OTAN, demuestra la existencia
de esa decisión, que encontró la oposición del propio Clark.
En 2003, en el momento de la caída de Bagdad, el Congreso
estadounidense adoptó dos leyes que instruían al presidente de Estados Unidos
para que preparara una guerra contra Libia y otra contra Siria (la Syria
Accountability Act).
En 2004, Washington acusó a Siria de esconder en su territorio las
armas de destrucción masiva que no lograba encontrar en Irak. Aquella acusación
naufragó cuando se admitió que nunca existieron las famosas armas de
destrucción masiva y que sólo fueron un pretexto para invadir Irak.
En 2005, después del asesinato de Rafik Hariri,
Washington trató de entrar en guerra contra Siria, pero no pudo hacerlo porque
el país árabe retiró su ejército del Líbano. Estados Unidos montó entonces una
serie de testimonios falsos para acusar al presidente al-Assad de haber
ordenado el atentado y creó un tribunal internacional de excepción para
juzgarlo. A la larga, Estados Unidos se vio obligado a retirar sus acusaciones
falsas al ser reveladas sus propias manipulaciones.
En 2006, Estados Unidos comenzó a preparar la «revolución siria»
mediante la creación del Syria Democracy Program. Se trataba de
crear y financiar grupos prooccidentales de oposición, como el Movimiento por
la Justicia y el Desarrollo. Al financiamiento oficial del Departamento de
Estado se agregó un financiamiento secreto de la CIA, a través de una
asociación californiana llamada Democracy Council.
También en 2006, Estados Unidos puso en manos de Israel el
desencadenamiento de una guerra contra el Líbano, con la esperanza de implicar
a Siria para poder intervenir. Pero la rápida victoria del Hezbollah hizo fracasar aquel
plan.
En 2007, Israel atacó a Siria al bombardear una instalación militar en
la llamada Operación Orchard. Una vez más Siria mantuvo su sangre fría y no se
dejó arrastrar a la guerra. Posteriores verificaciones del Organismo
Internacional de Energía Atómica demostraron que el blanco del ataque no era
una instalación nuclear, desmintiendo así las afirmaciones de los israelíes.
En 2008, en la reunión que la OTAN organiza bajo la denominación de Grupo de Bilderberg,
la directora del Arab Reform Initiative, Bassma Kodmani, y el director de la
Stiftung Wissenschaft und Politik, Volker Perthes, expusieron brevemente ante
la crema y nata de Estados Unidos y Europa las ventajas económicas, políticas y
militares de una posible intervención de la OTAN en Siria.
En 2009, la CIA creó varios instrumentos de propaganda dirigidos hacia
Siria, como los canales BaradaTV, con sede en Londres, y OrientTV, en Dubai.
Agreguemos a esos elementos históricos la realización en El Cairo,
durante la segunda semana de febrero de 2011, de una reunión a la que
asistieron John McCain, Joe Lieberman y Bernard-Henri Lévy, personalidades libias como
Mahmud Jibril –el entonces segundo personaje en importancia de la Yamahiria– y
personalidades sirias como Malik al-Abdeh y Ammar Qurabi. Aquella reunión dio
la señal para las operaciones secretas que comenzaron simultáneamente en Libia
y Siria (el 15 de febrero en Bengazi y el 17 en Damasco).
En enero de 2012, los departamentos estadounidenses de Estado y de
Defensa crearon el grupo de trabajo The Day After. Supporting a
democratic transition in Syria, que redactó simultáneamente una nueva
constitución para Siria y un programa de gobierno [4].
En mayo de 2012, la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG)
crearon el Working Group on Economic Recovery and Development of the
Friends of the Syrian People, bajo la copresidencia de Alemania y de los
Emiratos Árabes Unidos. En el marco de ese grupo, el economista sirio-británico
Ossam el-Kadi elaboró una repartición de las riquezas sirias entre los países
miembros de la coalición, repartición que se aplicaría a partir del «día
siguiente», o sea después del derrocamiento del régimen sirio por parte de
la OTAN y del CCG [5].
¿Revolucionarios
o contrarrevolucionarios?
Los grupos armados no surgieron de las manifestaciones pacificas de
febrero de 2011. Aquellas manifestaciones denunciaban, efectivamente, la
corrupción y reclamaban más libertades, mientras que los grupos armados –como
acabamos de ver– provienen del islamismo.
Una terrible crisis económica afectó las regiones rurales durante los
últimos años, debido a las malas cosechas, erróneamente interpretadas como
desgracias pasajeras, cuando en realidad eran consecuencia de cambios
climáticos duraderos. A lo anterior se agregaron errores cometidos en la
aplicación de reformas económicas que desorganizaron el sector primario. Ello
provocó un importante éxodo rural que el gobierno ha sabido enfrentar y una
deriva sectaria de campesinos que el gobierno no tuvo en cuenta. En numerosas
regiones, el hábitat rural no estaba concentrado en aldeas sino disperso en
forma de granjas aisladas. Nadie se dio cuenta de la verdadera envergadura de
ese fenómeno, hasta que se reagruparon sus adeptos.
En definitiva, en el seno de la sociedad siria, que representa el
paradigma de la tolerancia religiosa, se desarrolló una corriente takfirista.
Esa corriente sirvió de base a los grupos armados, que a su vez han sido abundantemente
financiados por las monarquías wahabitas (Arabia Saudita, Qatar, Sharjah) [6]. Ese dinero proveniente del exterior atrajo
nuevos combatientes, entre los que se hayan parientes de víctimas de la
represión masiva del sangriento y fracasado golpe de Estado de la Hermandad
Musulmana, en 1982. El móvil de esas personas es a menudo más personal que
ideológico. Se trata sobre todo de una búsqueda de venganza. Atraídos por el
dinero fácil, numerosos delincuentes e individuos que ya tenían problemas con
la justicia se unieron a esos elementos: cada «revolucionario» recibe
una suma que representa 7 veces el salario medio sirio. Y finalmente, también
comenzaron a llegar profesionales que ya han combatido en Afganistán, Bosnia,
Chechenia o Irak. En primera fila de estos se encuentran los hombres de
al-Qaeda en Libia, lidereados por el propio Abdelhakim Belhaj [7]. Los medios de prensa los presentan como
yihadistas, lo cual es totalmente inapropiado ya que en el Islam no se concibe
la guerra santa contra correligionarios. Se trata, ante todo, de mercenarios.
La prensa occidental y la prensa de los países del Golfo insisten en
la presencia de desertores entre los miembros del ESL, lo cual no deja de ser
cierto. Lo que sí es falso es que hayan desertado luego de haberse negado a
reprimir manifestaciones políticas. El perfil de los mencionados desertores
corresponde casi siempre a los casos ya descritos anteriormente. En todo caso,
en un ejército de 300 000 hombres siempre será posible encontrar fanáticos
religiosos y delincuentes.
Los grupos armados utilizan una bandera que sustituye la franja roja
de la actual bandera siria por una franja verde y que presenta tres estrellas,
en vez de dos. La prensa occidental califica esa bandera de la franja verde y
las tres estrellas como «la bandera de la independencia», ya que estuvo
en vigor al proclamarse la independencia de Siria, en 1946. Esa es, en
realidad, la bandera del mandato francés que se mantuvo en vigor durante la
época de la independencia formal del país (de 1932 a 1958). Las tres estrellas
representan los tres distritos confesionales de la época del colonialismo
(alauita, druso y cristiano). Así que esa bandera no es ciertamente un símbolo
revolucionario. En realidad es todo lo contrario, ya que equivale a proclamar
el deseo de prolongar el proyecto colonial, el proyecto del Acuerdo Sykes-Picot
de 1916 y del rediseño del «Medio Oriente ampliado».
Durante los 18 meses de acciones armadas, estos grupos armados se han
estructurado y, más o menos, han ido coordinándose. La gran mayoría se
encuentra actualmente bajo las órdenes de Turquía, con la etiqueta del Ejército
Sirio Libre. Pero la realidad es que se han convertido en milicias
de la OTAN, ya que el cuartel general del ESL se encuentra incluso en la base
aérea de la OTAN de Incirlik, en Turquía. Los islamistas más duros han formado
sus propias organizaciones o se han unido a al-Qaeda. Se hallan bajo control de
Qatar o de la rama sudairi de la familia real saudita [8]. De hecho, dependen de la CIA.
Esta conformación progresiva, que comienza entre campesinos pobres
para terminar con un flujo de mercenarios, es idéntica a la que tuvo que enfrentar Nicaragua cuando
la CIA organizó a los Contras para derrocar a los sandinistas,
o a lo que enfrentó Cuba cuando la CIA organizó el desembarco de Bahía de
Cochinos para derrocar a los castristas. Y es ese precisamente el modelo que
hoy siguen los grupos armados sirios: en mayo de 2012, los
contrarrevolucionarios cubanos organizaron en Miami una serie de seminarios
para entrenar a sus homólogos sirios en la realización de acciones de guerrilla
urbana [9].
La CIA aplica los mismos métodos en todas partes. Fue por eso que los
Contras sirios concentraron su accionar militar en la creación de bases fijas
(aunque ninguna de ellas logró sobrevivir, ni siquiera el emirato islámico de
Baba Amro), en la realización de sabotajes contra la economía (destrucción de
la infraestructura e incendios intencionales en las grandes fábricas) y,
finalmente, en el terrorismo (descarrilamiento de trenes de pasajeros,
atentados con autos-bomba en lugares céntricos y asesinatos contra líderes
religiosos, políticos y militares).
Como consecuencia de esas acciones, el sector de la población siria
que, al principio de estos acontecimientos, podía albergar alguna simpatía
hacia los grupos armados creyendo que estos representaban una alternativa al
régimen actual, poco a poco ha ido alejándose de ellos.
De manera para nada sorprendente, la batalla de Damasco consistió en
hacer converger hacia la capital los 7 000 combatientes que se hallaban
dispersos en el país y ejércitos de mercenarios que estaban a la espera en los
países limítrofes. Decenas de miles de Contras trataron de penetrar en Siria
desplazándose simultáneamente en numerosas columnas de camionetas (pick-up)
y prefiriendo atravesar el desierto en vez de circular por las autopistas. Los
bombardeos aéreos frenaron a una parte de esos invasores, que se vieron
obligados a regresar por donde mismo vinieron. Otros, luego de apoderarse de
varios puestos fronterizos, lograron llegar hasta la capital, pero no
encontraron allí el apoyo popular que esperaban. Por el contrario, la propia
población guió a los soldados del ejército nacional en la tarea de
identificarlos y sacarlos de sus posiciones. Al final, los Contras tuvieron que
batirse en retirada y anunciaron que, a falta de tomar Damasco, tomarían Alepo.
Eso demuestra que los participantes en las revueltas no son los habitantes de
Damasco ni los de Alepo sino combatientes provenientes del exterior.
Infiltración de Contras a través del desierto, cerca de Dara.
En contraste con la impopularidad de los grupos armados, hay que
señalar la popularidad del ejército nacional sirio y de las milicias de
autodefensa. El Ejército Árabe Sirio es un ejército de reclutas, o sea un
ejército popular. Resulta impensable que ese ejército pueda ser utilizado como
instrumento de represión política. Desde hace poco, el gobierno autorizó la
formación de milicias por barrios, y distribuyó armas a los ciudadanos que se
comprometieron a dedicar 2 horas de su tiempo a la defensa de su barrio, bajo
las órdenes de miembros del ejército.
Pasando
gato por liebre
En su época, al presidente estadounidense Ronald Reagan le costó mucho
trabajo presentar a sus Contras como «revolucionarios». Creó para ello
una estructura de propaganda, el Buró de Diplomacia Pública, cuya dirección
puso en manos de Otto Reich [10]. Este último sobornó a periodistas en la
mayoría de los grandes medios de la prensa estadounidense y de Europa
occidental para que intoxicaran al público. Entre otras cosas, echó a rodar el
rumor de los que sandinistas disponían de armas químicas y que existía el
riesgo de que las utilizaran contra su propio pueblo. Hoy en día, la propaganda
se dirige desde la Casa Blanca, y lo hace el consejero adjunto para la
seguridad nacional a cargo de las comunicaciones estratégicas, Ben Rhodes,
quien está aplicando los mismos viejos métodos y nuevamente ha recurrido,
contra al Assad, al rumor de las armas químicas.
En colaboración con el MI6 británico, Rhodes ha logrado imponer una
estructura fantasma como principal fuente de información de las agencias de
prensa occidentales: el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH). Los
medios no han cuestionado nunca la credibilidad de esta firma, a pesar de que
sus afirmaciones han sido desmentidas por los observadores de la Liga Árabe y
por los observadores de la ONU. Esa estructura fantasma, sin locales, personal
ni conocimientos, se ha convertido incluso en LA fuente de información de las cancillerías
europeas desde que la Casa Blanca convenció a estas últimas de retirar de Siria
a su personal diplomático.
En espera del contacto para una transmisión en vivo, el corresponsal de Al-Jazeera Khaled Abu Saleh se comunica telefónicamente con su redacción, sostiene que Baba Amro está siendo bombardeada y organiza una serie de efectos sonoros para demostrarlo. El señor Abu Saleh participó en la 3ª Conferencia de los Amigos de Siria como invitado de honor del presidente francés Francois Hollande.
Ben Rhodes organizó también una serie de espectáculos para periodistas
en busca de emociones fuertes. Para ello se crearon dos turoperadores, uno en
el gabinete del primer ministro turco Edogan y el segundo en el gabinete del ex
primer ministro libanes Fouad Siniora. Se invitó a los periodistas a entrar
ilegalmente en Siria con la ayuda de guías contratados al efecto. Durante meses
se estuvo ofreciendo la posibilidad de viajar, desde la frontera turca, para
visitar una aldea en la montaña, donde era posible hacer sesiones fotográficas
con los «revolucionarios» y «compartir la vida diaria de los
combatientes». Posteriormente, a los más deportivos se les proponía un
viaje desde la frontera libanesa para ir a visitar el emirato islámico de Baba
Amro.
Lo más extraño es que numerosos periodistas descubrieron
falsificaciones enormes, sin que ello los llevara a sacar conclusión alguna.
Por ejemplo, un célebre reportero fotográfico filmó a los «revolucionarios»
de Baba Amro quemando neumáticos para producir un humo negro que daría la
impresión de que el barrio estaba siendo bombardeado. Ese reportero transmitió
las imágenes a traves de Channel4 [11], pero siguió afirmando que había sido
testigo del bombardeo contra Baba Amro que reportaba el Observatorio Sirio de
los Derechos Humanos.
Por su parte, el New York Times reveló que fotos e
imágenes de video transmitidas por el servicio de prensa del Ejército Sirio
Libre en las que aparecen sus valerosos combatientes fueron montadas como una
obra de teatro [12]. Las armas que aparecen en esas imágenes
son en realidad juguetes que reproducen armas reales. A pesar de ello, el New
york Times no pone en duda la existencia de un ejército de desertores
que contaría con unos 100 000 hombres.
Lectura de una declaración del Ejército Sirio Libre. Los valerosos «desertores» son actores que portan armas de juguete.
Siguiendo un esquema clásico, los periodistas prefieren mentir antes
que reconocer que han sido manipulados. Después de ser engañados una vez,
siguen participando, ya conscientemente, en el desarrollo de la mentira a pesar
de haberla descubierto. Queda por saber si ustedes, lectores de este artículo,
también prefieren mirar para otro lado o apoyar al pueblo sirio frente a la
agresión de los Contras.
Un espray eléctrico que repara corazones
Ministros de EEUU y Alemania debaten como salvar el neoliberalismo
julio 31, 2012 por maestroviejo
Cuba reveló operación financiada por EE.UU. para sabotear visita del Papa
Cuba denunció este martes una fallida operación financiada por el gobierno de Estados Unidos, cuyo propósito era crear desórdenes internos en el país durante la visita del papa Benedicto XVI a la isla, el pasado mes de marzo.
Un programa especial transmitido por la Televisión Cubana reveló que, días antes de la visita del Papa, el llamado Directorio Democrático Cubano -organización pantalla de la Agencia Central de Inteligencia (CIA)- orientó el reclutamiento de ocho jóvenes mexicanos para viajar a La Habana y promover actos subversivos.
Las autoridades cubanas detuvieron a cuatro de esos ciudadanos, entre el 17 y el 24 de marzo, quienes habían sido reclutados por Miguel Ángel Pateyro, contrarrevolucionario que ha viajado a Cuba en dos ocasiones.
Según el reportaje, Pateyro responde a las órdenes de René Bolio, exsenador suplente del mexicano Partido de Acción Nacional y colaborador de esa formación política que desde 1999 ha participado en acciones contra la isla coordinadas con organizaciones anticubanas en Miami, como el mencionado Directorio y la Fundación Nacional Cubano Americana.
En entrevista televisiva, los cuatro jóvenes detenidos -los otros cuatro abandonaron la nación luego de ejecutar sus actividades- difundieron detalles de las acciones previstas para realizar en territorio cubano.
Luis Antonio Nequiz, uno de los detenidos, manifestó que le costearon su viaje a Cuba con el objetivo de que se dedicara a trazar rutas de las zonas por las que transitaba más cantidad de personas y poder distribuir volantes.
“Primero nos mostraron un video de preparación para venir a este país y luego nos presentaron a dos miembros del Directorio Democrático Cubano que venían de Miami”, explicó Moisés Torres, otro de los detenidos.
Les comunicaron que entre sus objetivos estaban “aprovechar la cobertura mediática de la visita del Papa para incitar al pueblo a protestar en las calles y tomar iglesias, distribuir volantes y crear desórdenes” durante las actividades vinculadas con la estancia papal.
También les entregaron un grupo de documentos dirigidos a miembros de la disidencia, los cuales, en caso de no poder llegar a sus destinatarios, debían ser destruidos.
Asimismo, se les reiteró la importancia de comportarse como simples turistas y tratar de pasar inadvertidos para las autoridades.
Según el material, aunque los cuatro jóvenes fueron deportados, esta no era la única vía a través de la cual llegaban las instrucciones de Miami, pues tuvieron actitudes similares organizaciones como el llamado Partido Republicano de Cuba, el cual orientó la utilización de iglesias para sus provocaciones.
La Televisión Cubana también difundió una conversación telefónica entre Ibrahim Bosch, miembro del citado partido radicado en Miami, y el contrarrevolucionario Vladimir Calderón, en la cual precisaban detalles de pagos por las acciones subversivas a desarrollar en la isla.
teleSUR-PL-Cubadebate/MARL
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