Guatemala genera suficiente cantidad de alimentos, sin embargo, el 80 por ciento de sus casi 15 millones de habitantes padece inseguridad alimentaria, mientras que la mitad de los niños de cero a cinco años mueren de desnutrición crónica, según cifras oficiales.

Datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) confirman que en el 2011 se estimó una producción de 38.728 toneladas métricas de ajonjolí, 30.386 de arroz, 196.410 de frijol, 1.634 de maíz y 1.467 de trigo.
Fuentes consultadas por Prensa Latina, que prefirieron el anonimato, convergen en que para eliminar el hambre en Guatemala es necesario aplicar una política de Estado más allá de los gobiernos que cambian cada cuatro años.
Otros más radicales en su pensar estiman que todo pasa por el reparto de la tierra y algunos ven como fundamental que los partidos concuerden en que la seguridad alimentaria es un asunto primordial para cualquier Estado, más allá de las divergencias existentes en otros tópicos de la vida política. Sería necesario aumentar el presupuesto destinado a minimizar el índice de inseguridad alimentaria, y garantizar que el dinero llegue a la base, porque, según ha admitido la propia vicepresidenta, Roxana Baldetti, la corrupción estatal es un monstruo de mil cabezas.
“Me ha sorprendido que los niveles de corrupción en el país son incontables. De alguna manera es una frustración para mí. Me he pasado ocho meses entendiendo que tengo que seguir (la lucha)”, manifestó Baldetti en una entrevista al diario local Prensa Libre, divulgada el pasado 23 de septiembre.
Por su parte, el presidente guatemalteco, Otto Pérez Molina, ha instado a disminuir la tasa de desnutrición crónica en Guatemala, la que afecta a casi el 50 por ciento de la población infantil de este país centroamericano.
“Hemos hecho énfasis especial para frenar y lograr descender esos números que marcan nuestra realidad”, porque la desnutrición limita sus capacidades desde niños y los deja marcados para el resto de sus vidas, aseveró este 16 de octubre el mandatario en la cooperativa Chicoj, de Cobán, cabecera del departamento Alta Verapaz, 112 kilómetros al norte de la capital.
Durante una actividad efectuada a propósito del Día Mundial de la Alimentación, el gobernante aseveró que cada día nacen 23 infantes que tristemente estarán condenados a padecer desnutrición crónica.
“Un buen estado nutricional es una de las responsabilidades de cualquier Estado”, reconoció Pérez Molina, ante cientos de personas y miembros de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Confederación Guatemalteca de Federaciones Cooperativas (Confecop) y la Federación de Cooperativas de las Verapaces.
Para el titular de MAGA, Efraín Medina, es triste y vergonzoso el dato de desnutrición crónica infantil en Guatemala.
Vio como una contradicción que este país rico, con gran potencialidad en sus recursos naturales, un clima diverso y un capital humano heredero de una tradición ancestral cuente con altos rezagos en los índices de desarrollo humano en el nivel mundial.
Referido al programa gubernamental Pacto Hambre Cero manifestó que el reto es bajar en los próximos años en por lo menos el 10 por ciento la desnutrición crónica que aqueja a la mitad de los guatemaltecos de hasta cinco años.
Ernesto Sinópoli, representante de la FAO en esta nación centroamericana, opina que las cooperativas agrícolas guatemaltecas tienen capacidad para alimentar a sus pobladores.
“Para la FAO y sus asociados las cooperativas agrícolas son aliadas naturales en la lucha contra el hambre y la pobreza extrema”, indicó Sinópoli, al asegurar que los datos demuestran que las cooperativas están en condiciones de mitigar los efectos negativos de las crisis alimentarias.
Trabajo de la ONU en San Marcos
La ONU prevé reducir las vulnerabilidades en salud, hábitat comunitario e incrementar las oportunidades productivas en cinco municipios de San Marcos, departamento suroccidental de Guatemala, país donde el 80 por ciento de la población padece inseguridad alimentaria, indican cifras oficiales.
Unas 2.600 familias en condiciones de infrasubsistencia y subsistencia de los municipios de Tajumulco, Ixchiguán, San José Ojetenam, Sibinal y Tacaná reciben apoyo de Naciones Unidas en respaldo a la labor del MAGA, declaró Norma Pérez, directora de Proyecto de la FAO en San Marcos.
La Organización Panamericana de la Salud, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) trabajan de conjunto con MAGA con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de esos territorios, acotó Pérez.
Prensa Latina pudo constatar cómo la cooperativa Unión y Progreso busca mejorar los rendimientos agrícolas al emplear abono orgánico, usar invernaderos y capacitar a campesinos en los cantones de Tuixaj (San José Ojetenam) y San Pablo (Tacaná), parajes ubicados a más de dos mil 800 metros sobre el nivel del mar.
Allí, a temperaturas de 10 a 20 grados celsius en dependencia del la hora del día durante la actual temporada de lluvias, viven esperanzados cientos de agricultores como Fausto Ramírez y Arnoldo Roblero.
Ramírez hace cuatro años probó suerte al emigrar a Estados Unidos, y de acuerdo con su testimonio, comprobó que aquel país es diferente a como lo pintan, más -dijo- si desconoces el inglés y careces de documentos legales.
Por eso regresé y desde hace dos años y medio trabajo mi patio, donde tengo maíz, ovejas y truchas, apuntó.
Con respecto al primer cultivo sostuvo que se prevé aumentar la producción al usar el estiércol y purín (orine) del ganado ovino, además del lombricompsot, abono orgánico elaborado a partir de las excretas de las lombrices.
Por su parte, Roblero manifestó que recoge unos siete kilogramos de tomates por cada una de las 500 plantas de su invernadero, donde se puede controlar la temperatura y evitar el ataque de plagas.
Pérez habita en San Pablo (Tacaná), cantón donde el presidente del Comité de Crédito de la cooperativa Unión y Progreso, Alvino Pérez, reveló a esta agencia que ya no existe pobreza extrema y que el índice de analfabetismo es del siete por ciento.
Acorde con estadísticas recientes de la FAO, las cooperativas existentes en el mundo proporcionan más de 100 millones de empleos, el 20 por ciento más con respecto a las entidades multinacionales.
Las entidades guatemaltecas de ese tipo generaron el año pasado 235.000 puestos de trabajo, 38 por ciento de los cuales benefició a mujeres, señalan números de la Confecop.
La Asamblea General de la ONU proclamó el 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas con el propósito de destacar la contribución de estas al desarrollo económico social, a la reducción de la pobreza y a la promoción de la inserción social.
Guatemala, azotada por la pobreza y la desigualdad social, es víctima de una gran paradoja: muchos alimentos en boca de pocos.
Randy Saborit Mora / PL
http://www.librered.net/?p=21838
EL INICIO DE LA GUERRA DEL TERROR DE
ESTADOS UNIDOS (3/3)
La manipulación de los datos de
inteligencia por el Estado profundo
por Peter Dale Scott
En la
tercera y última parte de su estudio, Peter Dale Scott demuestra que varias
administraciones estadounidenses participaron en la preparación de la versión
oficial del 11 de septiembre, ya sea mediante la fabricación de los indicios o
reteniendo datos de inteligencia. El ex diplomático canadiense pone así al
desnudo la actuación de las instituciones profundas que actúan en Estados
Unidos a espaldas de la opinión pública.
RED VOLTAIRE | 21 DE OCTUBRE DE 2012 
Ya
usted puede adquirir la edición en francés del nuevo libro de Peter Dale Scott,
«La Machine de guerre américaine»,
en la librería on line de la Red Voltaire.


Peter Dale Scott, ex diplomático canadiense y profesor de inglés en la Universidad de California, es poeta, escritor e investigador. Sus principales libros de poesía son los tres volúmenes de su trilogía:
Seculum:
Coming to Jakarta: A Poem About Terror (1989),
Listening to the Candle: A Poem on Impulse (1992), y
Minding the Darkness: A Poem for the Year 2000. Además ha publicado:
Crossing Borders: Selected Shorter Poems (1994). En noviembre de 2002 recibió el Premio Lannan de Poesía. Como orador contra la guerra durante las guerras de Vietnam y del Golfo, fue co-fundador del Programa de Estudios de la Paz y de Conflictos en UC Berkeley, y de la Coalición sobre Asesinatos Políticos (COPA). Su poesía ha tratado tanto su experiencia como su investigación. Su investigación más reciente se ha concentrado en las operaciones clandestinas de USA, su impacto en la democracia en casa y en el extranjero, y sus relaciones con el asesinato de John F. Kennedy y el narcotráfico global. El crítico de poesía Robert Hass escribió (Agni, 31/32, p. 335) «que
Coming to Jakarta es el poema político más importante que haya aparecido en el idioma inglés desde hace mucho tiempo».
¿Perseguía Richard Blee algún objetivo desconocido con la
retención de información?
Kevin Fenton menciona la posibilidad de que Richard Blee fuese
uno de los individuos que buscaban un pretexto para intensificar la guerra
contra al-Qaeda. Ya hemos visto que, junto a Cofer Black, Richard Blee negoció
con Uzbekistán un acuerdo de enlace para establecer un intercambio de datos de
inteligencia. En el año 2000, el SOCOM comenzó a implicarse en aquella región y
«las fuerzas especiales estadounidenses iniciaron una colaboración más
visible con el ejército uzbeko, en el marco de misiones de entrenamiento» [1]. Como hemos
podido comprobar, el acuerdo de enlace uzbeko se convirtió poco a poco en un
enlace secundario con la Alianza del Norte en Afganistán. En un encuentro con
el comandante Massud, en octubre de 1999, Richard Blee aceptó presionar a
Washington a favor de un apoyo más activo a la Alianza del Norte [2].
Después del atentado contra el USS Cole, realizado en Adén en octubre del 2000,
Blee trató de ampliar la misión militar con Uzbekistán apoyando la creación de
una fuerza ofensiva común, que se habría coordinado con las tropas de la
Alianza del Norte del comandante Massud. Aquel proyecto enfrentó importantes
objeciones en momentos en que Bill Clinton todavía ocupaba la presidencia,
esencialmente porque Massud luchaba –con apoyo de Rusia e Irán– contra los
talibanes, que a su vez contaban con el respaldo de Pakistán, y porque se sabía
que Massud financiaba su lucha con el tráfico de heroína [3]. Pero en la primavera de 2001, una reunión de los
funcionarios adjuntos de los ministros de la nueva administración Bush reactivó
los planes de Richard Blee y Cofer Black, para organizar una importante ayuda
secreta destinada al comandante Massud –proyectos respaldados por Richard
Clarke, el director de contraterrorismo de la Casa Blanca [4]. El 4 de
septiembre de 2001, una semana antes del 11 de septiembre, el equipo del
presidente George W. Bush autorizó la redacción de una nueva directiva
presidencial, la NSPD-9, que autorizaba un plan de acciones secretas a
realizarse en coordinación con Massud. Aquel plan se basaba en el proyecto de
Richard Blee y Cofer Black [5].
Con la llegada de la administración Bush
al poder, Richard Blee dejaba de estar en minoría. Seis semanas después del 11
de septiembre, Blee fue nombrado jefe de la estación CIA de Kabul [6], obteniendo así un importante puesto. Kevin
Fenton informa que, debido a su nueva categoría, Blee estuvo implicado en el
programa de traslados ilegales de prisioneros de al-Qaeda («extraordinary
renditions»). Esos hechos sugieren que Blee pudo haber tenido como objetivo
obtener de Ibn Cheikk al-Libi, a través de la tortura, falsas confesiones que
demostrasen una complicidad iraquí con al-Qaeda. Esas confesiones falsas fueron
utilizadas de inmediato para «manipular» los datos de inteligencia y «constituyeron
una parte determinante de la embarazosa presentación del secretario de Estado
Colin Powell ante [el Consejo de Seguridad de] la ONU [,] tendiente a apoyar la
invasión de Irak» [7].
¿Perseguía el SOCOM algún objetivo desconocido al detener
el programa Able Danger?
Las operaciones emprendidas después del 11 de septiembre fueron
mucho más lejos que el programa de Richard Blee a favor de una implicación
paramilitar de la CIA con la Alianza del Norte. El contingente de la CIA en
Afganistán se convirtió rápidamente en algo insignificante al lado de las
fuerzas del SOCOM. En efecto, George Tenet informó que, a finales del año 2001,
Estados Unidos tenía alrededor de 500 combatientes en Afganistán, lo cual
incluía «110 oficiales de la CIA, 316 miembros de las Fuerzas Especiales y
un gran número de comandos del Mando Mixto de Operaciones Especiales [, el
JSOC,] sembrando el caos tras las líneas enemigas» [8].
En el seno de la administración Bush,
Stephen Cambone había colaborado con Dick Cheney y con Donald Rumsfeld,
firmando junto a ellos el programa del PNAC titulado Reconstruir las defensas de América y participando en su elaboración. Después del 11 de septiembre,
Cambone se convirtió en uno de las más activos partidarios del uso de las
fuerzas especiales del SOCOM en la realización de las operaciones secretas
contra al-Qaeda –no sólo en Afganistán sino «en cualquier lugar del mundo» [9].
Es posible que todo lo que hizo Richard
Blee en Alec Station para preparar el terreno para el 11 de septiembre formara
parte de una operación inter-agencias mucho más amplia, en la que el SOCOM desempeñó
un papel similar cuando puso fin al proyecto Able Danger. Lo anterior
explicaría una nota manuscrita de Stephen Cambone, redactada hacia las 10 de la
mañana del 11 de septiembre, después de recibir una llamada de George Tenet, el
director de la CIA. En aquella época, Cambone era uno de los miembros del PNAC
que Dick Cheney había metido en el Pentágono –por entonces bajo la dirección de
Donald Rumsfeld. Veamos el contenido de aquella nota:
[Vuelo] AA 77 - 3
indiv[iduos] estuvieron bajo seguimiento desde [los proyectos de atentados de
al-Qaeda en ocasión de las festividades del Milenio y [del atentado del 12 de
octubre contra el USS] Cole
1 tipo rel[acionado] con el terrorista [que actuó contra el USS] Cole
2 entraron en US a principios del mes de julio
(2 de 3 arrestados e interrogados?) [10]
El «tipo» que se menciona en la
nota es probablemente Khaled al-Mihdar, y el «terrorista [que actuó contra
el USS] Cole» podría ser Wallid [o Tufik] ben Attach, un importante miembro
de al-Qaeda vinculado no sólo al atentado suicida contra el USS Colesino además con los ataques de 1998
contra las embajadas estadounidenses. Sería útil saber por qué George Tenet
transmitió a un halcón del Pentágono datos de inteligencia que, visiblemente,
nunca habían sido dados a conocer a nadie fuera de la CIA. Por otro lado,
¿puede ser casualidad que Cambone, al igual que Blee en la CIA, haya
supervisado un programa durante el cual miembros de las fuerzas especiales del
SOCOM utilizaron la tortura para interrogar personas detenidas en
Afganistán? [11]
De la misma manera que Richard Blee
puede haber sido un protegido de George Tenet en el seno de la CIA, Stephen
Cambone era conocido por su lealtad a toda prueba primero hacia Dick Cheney y
más tarde, después de su nominación en el Pentágono, hacia Donald Rumsfeld. No
sabemos si Cambone tuvo que ver con el proyecto de planificación de la
Continuidad del Gobierno (COG), en cuyo marco Rumsfeld y Cheney –entre otros–
prepararon la vigilancia sin mandato y las medidas de detención arbitraria
aplicadas por vez primera en la mañana del 11 de septiembre (y que aún siguen
en vigor, como ya lo demostré anteriormente) [12]. Tampoco sabemos
si durante la primavera de 2001 estuvo vinculado, de una u otra forma, al grupo
de trabajo de Dick Cheney sobre el contraterrorismo (conocido como Office of National Preparedness, o
Buró de Preparación Nacional). Ese grupo fue al parecer una fuente de los
ejercicios militares del 11 de septiembre –que incluían simulacros de ataques
con aviones secuestrados–, ejercicios que acentuaron la confusión en la
respuesta de la defensa estadounidense en el momento de los atentados [13].
Los acontecimientos profundos como hechos recurrentes en
la implicación de Estados Unidos en la guerra
Me gustaría concluir este ensayo situando en una corta
perspectiva histórica las fallas de funcionamiento que acabamos de observar. En
cierta medida, el 11 de septiembre fue un hecho sin precedentes –el mayor
homicidio que se haya perpetrado en un solo día en el territorio de Estados
Unidos. Pero es también un ejemplo emblemático del tipo de acontecimientos
misteriosos que por desgracia se han vuelto frecuentes desde el asesinato de
Kennedy. Yo los llamo «acontecimientos profundos» en la medida en que
tienen profundas raíces en las actividades ilegales y secretas de las
diferentes ramas de las agencias de inteligencia estadounidenses. Por otra
parte, después de esos acontecimientos se produce un proceso de flagrantes
disimulaciones oficiales, respaldadas por increíbles problemas de mal
funcionamiento de los medios de prensa y por exitosos libros que contienen
mentiras. Algunos de esos acontecimientos profundos, como el asesinato de
Kennedy, los incidentes del Golfo de Tonkín y el 11 de septiembre, deberían ser
considerados acontecimientos profundos estructurales debido a su permanente
impacto sobre la historia.
Resulta impresionante comprobar que los
acontecimientos profundos estructurales, de los que apenas se habla, estaban
todos destinados a provocar una rápida implicación de las fuerzas
estadounidenses en guerras inoportunas. Desde una perspectiva inversa, todas
las intervenciones militares importantes de Estados Unidos –desde la
intervención en Corea, en los años 1950– han estado precedidas de
acontecimientos profundos estructurales: Laos, Vietnam, Afganistán (por dos
veces, primeramente en secreto y después abiertamente) e Irak. Como ya escribí
en La Machine de guerre américaine, un
informe de 1963, redactado por la Dirección de Planificaciones y Políticas
(J-5) del Comité de Jefes de los Estados Mayores Interarmas (JCS), hizo saber a
sus generales que «[l]a fabricación de una serie de provocaciones destinadas
a justificar una intervención militar [era] realizable y [podía] concretarse
con la ayuda de los recursos disponibles» [14]. Los incidentes
del Golfo de Tonkín, el 11 de septiembre e incluso el asesinato de Kennedy
pueden ser vistos como acontecimientos que en realidad fueron «fabricados»
siguiendo el modelo expuesto en 1962 en el Proyecto
Northwoods (el
conjunto de proposiciones emitidas por el JCS para justificar una invasión
contra Cuba mediante la organización de ataques bajo bandera falsa [15].
Por otro lado, a pesar de mi
escepticismo inicial, dos libros recientes me convencieron poco a poco de
confeccionar una lista de más de una docena de paralelos importantes entre el
asesinato de Kennedy y el 11 de septiembre. Gracias a las brillantes
investigaciones de Kevin Fenton, hoy puedo agregar otro paralelo más a esa
lista. En efecto, los expedientes de la CIA sobre Lee Harvey Oswald, que habían
estado más o menos inactivos durante 2 años, mostraron una súbita hiperactividad
durante las 6 semanas anteriores al asesinato de Kennedy. Fenton demostró que
el mismo incremento de actividad se produjo en los expedientes del FBI sobre
Khaled al-Mihdhar y Nawaf al-Hazmi durante las semanas anteriores al 11 de
septiembre. Ese brusco aumento de actividad lo inició Tom Wilshire en un
momento extrañamente cercano al instante en que los presuntos piratas aéreos
fijaron una fecha final para su ataque. En ambos casos es posible comprobar
además la existencia de extraños retrasos que justifican su estudio cuando se
producen acontecimientos profundos [16].
El impacto del 11 de septiembre sobre el Derecho
Internacional y el derecho estadounidense
A través de este ensayo, hemos analizado dos niveles diferentes
de funcionamiento de la política exterior de Estados Unidos, que en realidad se
contradicen. Al nivel visible de la diplomacia pública podemos observar un
compromiso a favor del Derecho internacional y de la solución pacífica de los
diferendos. A un nivel más profundo, representado por una conexión saudita de
larga data y por arreglos secretos tendientes a controlar el petróleo mundial, observamos
que se tolera –e incluso se protege– a grupos terroristas en el cumplimiento de
los objetivos secretos de Estados Unidos y de Arabia Saudita. Así vemos que, en
2000 y en 2001, la actuación del «grupo Alec Station» alrededor de los dos
presuntos piratas aéreos Khaled al-Mihdhar y Nawaf al-Hazmi debe situarse en el
contexto de la vieja conexión con Arabia Saudita. Y también se inscribe en el
consenso secreto de 2001 que, al igual que en 1964, se centraba en la idea de
que las necesidades de Estados Unidos en materia de petróleo y de seguridad
exigían, al igual que las de Israel, una nueva movilización estadounidense
hacia la guerra.
Por muy horrible que sea, el asesinato
de más de 2 000 civiles durante los hechos del 11 de septiembre no ha sido el más
importante de los crímenes perpetrados aquel día. Aquellos ataques
desencadenaron una serie de agresiones contra el Derecho Internacional y contra
el derecho estadounidense. Existe un vínculo indisoluble entre el estado de
derecho y la libertad, que fueron considerablemente extendidos en el siglo
XVIII por los documentos fundadores de los Estados Unidos. De ello se benefició
el mundo entero. Rápidamente aparecieron constituciones escritas en cada
continente y los movimientos Joven Europa, inspirados en el ejemplo americano,
iniciaron el difícil proceso hacia la actual Unión Europea.
Desde el año 2001, el estado de derecho,
al igual que la libertad, han sufrido un proceso de progresiva erosión. La
cortesía internacional, basada en el hecho de que un Estado no debe hacer a
otros Estados lo que no quisiera que los demás le hiciesen a él –al menos así
fue por un tiempo–, ha sido suplantada por la implicación militar unilateral de
Estados Unidos (que actúa sin temor a la desaprobación o a las sanciones). Los asesinatos
que cometen los drones en alejados lugares del planeta se han convertido en
simple rutina. Han matado a más de 2 000 pakistaníes (en su gran mayoría
civiles) y más de 3 cuartas partes de esos ataques se han realizado bajo la
presidencia de Barack Obama [17]. La guerra
preventiva contra Irak, a pesar de haber resultado injustificada y contraproducente,
fue seguida por el bombardeo preventivo contra Libia y por la perspectiva de
nuevas campañas militares contra Siria e Irán.
Como canadiense, permítanme subrayar que
yo creo en el excepcionalismo americano, y creo que hubo una época en la que
Estados Unidos se distinguía por haber reemplazado un régimen autoritario por
un gobierno enmarcado en una Constitución –lo cual no tenía precedente
histórico. Hoy en día, Estados Unidos sigue siendo una excepción… por su
porciento de ciudadanos encarcelados, por las desigualdades en materia de
riquezas y de ingresos (en proporciones que, entre las grandes naciones,
solamente son superiores en China) y, para terminar, por su uso desmedido del
la fuerza letal en el extranjero. Sólo la última de esas tendencias comenzó con
el 11 de septiembre. Pero ese acontecimiento debería percibirse en sí mismo
como el lógico resultado de la expansión imperial de Estados Unidos y de su
simultanea decadencia –proceso que afecta de forma inevitable a los súper
Estados que acumulan y conservan más poderes de los que requiere la gestión
ordenada de sus propios asuntos.
Para profundizar en el tema, ver:
Peter
Dale Scott (vidéo): «Conversaciones con la Historia: El camino hacia el Nuevo
Desorden Mundial»
Peter
Dale Scott: «El ‘Proyecto Juicio Final’ y los acontecimientos profundos: JFK,
el Watergate, el Irangate y el 11 de Septiembre»
Peter
Dale Scott: «Tras la democracia estadounidense: el Estado profundo»
Peter
Dale Scott: «Los nombres que encontramos a lo largo del Camino hacia el Nuevo
Desorden Mundial»
Peter
Dale Scott: «El programa secreto de la FEMA para suplantar la Constitución de
los Estados Unidos e implantar un estado de urgencia permanente»
[1] [2]