domingo, 27 de septiembre de 2015

De la presidencia a la prisión: Otto Pérez Molina y un día de esperanza para Guatemala

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De la presidencia a la prisión: Otto Pérez Molina y un día de esperanza para Guatemala

En esta crónica, publicada por The New Yorker en su edición del 4 de septiembre de 2015, el escritor y periodista Francisco Goldman, autor de El arte del asesinato político, indaga en la figura de Otto Pérez Molina desde que se encontró con su nombre por primera vez, cuando este salió a relucir en las investigaciones del “caso Gerardi”. Con autorización del autor y de la revista, reproducimos el trabajo en su totalidad.


    Otto Pérez Molina, quien renunció a la presidencia de Guatemala el miércoles por la noche, casi de la noche a la mañana, hoy es un acusado común en el Centro de Detención Preventiva para Hombres de la zona 1, Matamoros, en la ciudad capital. Su captura se debe a que el Ministerio Público (MP) de Guatemala, que trabaja en estrecha colaboración con la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), de Naciones Unidas, investiga una red de corrupción denominada La Línea, a través de la cual las aduanas de Guatemala proponían a importadores reducir sus impuestos en forma considerable a cambio de comisiones ilícitas que se repartían entre docenas de funcionarios del Gobierno.
    Pérez Molina, un exgeneral del Ejército de Guatemala y jefe de Inteligencia, por fin renunció a la presidencia después de cinco meses de protestas semanales organizadas frente al Palacio Nacional del país para exigir su renuncia; después de que el 8 de mayo renunciara su vicepresidenta y compañera, Roxana Baldetti, quien fue acusada de ser uno de los líderes de La Línea; después de que 38 funcionarios del Gobierno, que incluye al yerno del ahora expresidente, fueran encarcelados por su participación en el escándalo; después de la renuncia de la mayor parte del Gabinete de Pérez Molina y de muchos de sus embajadores; después de que incluso entidades que lo apoyaban, como el poderoso grupo del sector privado Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF) y la propia Procuraduría General pidiera públicamente su renuncia; después de que el 21 de agosto su ex vicepresidenta, Baldetti, fuera enviada a prisión y de que el Ministerio Público y la CICIG anunciaran que sus continuas investigaciones arrojaban pruebas contundentes de que Baldetti y el mismo entonces presidente eran los líderes de La Línea; después de quizá la más extensa y jubilosa protesta en la historia de Guatemala, llevada a cabo el 27 de agosto, cuando cerca de cien mil personas llenaran la plaza frente al Palacio Nacional y abarrotaran las calles aledañas, a la vez que se realizaban muchas otras protestas en todo el país; después del voto unánime de 132-0 con el fin de despojar al ahora expresidente de su inmunidad para que enfrentara un proceso judicial, por parte de un Congreso que no carece de políticos corruptos, pero que, con las elecciones nacionales del 6 de septiembre, de pronto se encontrara acorralado y presionado por la indignación popular y las exigencias de justicia; aun después de un masivo júbilo público por la pérdida de inmunidad del entonces presidente y las inminentes comparecencias frente a un juez; después de que la Corte de Constitucionalidad, que tiene muchos aliados de Pérez Molina que en el pasado lo habrían apoyado, unánimemente rechazara una petición desesperada presentada por el abogado del ahora expresidente para anular el voto del Congreso con el que se le retiró la inmunidad; después de que el presidente del tribunal que lleva el caso de La Línea dictara orden para prevenir que el entonces presidente saliera del país; aun después de que el país se viera forzado, básicamente, a sobrevivir sin un Gobierno interino o líder con credibilidad. “No es que Pérez Molina tenga un cuero impenetrable, que carezca de emociones, que su cinismo no conozca fronteras, que su sordera sea profunda. Más bien, está preso de su propia cobardía y experimenta pánico y pavor de perder su inmunidad presidencial”, escribió Jose Rubén Zamora, presidente del diario de oposiciónelPeriódico, quien ha sido uno de los protagonistas de esta historia.
    En los últimos días, Thelma Aldana, la fiscal general del Ministerio Público, e Iván Velásquez Gómez, juez colombiano que actúa como comisionado de la CICIG, han sido lacónicamente implacables en sus declaraciones públicas. Ambos han enfatizado que la investigación de la Administración de Pérez Molina y del propio expresidente, por su papel en La Línea y en otros casos de corrupción, recién empieza. Pero el hecho de que las investigaciones se encuentran en proceso no logró dar cabida a que Pérez Molina ganara más tiempo. El miércoles, Velásquez Gómez salió en CNN Español y reiteró que la investigación ya había dado “evidencia real” de que Otto Pérez Molina era el líder de La Línea y que una orden de captura era inminente. Más tarde esa misma noche, durante una entrevista con Canal Antigua, Aldana anunció que la orden de captura ya había sido enviada al presidente del tribunal a cargo del caso. Respondiendo a la pregunta de si el proceso judicial podría dar a Pérez Molina la oportunidad de ser absuelto, Aldana solemnemente respondió: “Yo, que conozco de cerca los detalles de la investigación, no veo que pudiera existir sentencia alguna que lo absuelva”.
    En el proceso de indagación de La Línea, los investigadores han analizado cerca de noventa mil llamadas telefónicas interceptadas, seis mil correos electrónicos y ciento setenta y cinco mil documentos. Las grabaciones de esas llamadas telefónicas registran lo dicho por funcionarios del Gobierno que han sido ligados a la red de corrupción cuando presuntamente describen conversaciones y reuniones operacionales con “el dueño de la finca”, con “el mero mero” y “con el uno y el dos”. Los fiscales, tomando en cuenta el contenido de esas conversaciones y las supuestas identidades de los hablantes, aseveran que esas alusiones son claras referencias a los ahora expresidente y exvicepresidenta.
    La CICIG y los fiscales del Ministerio Público dicen que también han recopilado evidencia financiera y bancaria en contra de Pérez Molina. Era una estructura criminal –presuntamente robando millones y millones de dólares de los impuestos de las arcas públicas de uno de los países más pobres de Latinoamérica– que parece tan sórdida y descarada en sus operaciones que se asemeja a una mafia de segunda categoría del crimen organizado de Nueva Jersey sacada de la serie de televisión Los Soprano.
    Pérez Molina se mantuvo aislado la mayor parte de sus últimos diez días en el poder. No obstante, rompió el silencio en un par de inusuales y desafiantes discursos públicos para insistir en su inocencia. En cuanto a una llamada telefónica grabada en la que se puede escuchar claramente a Pérez Molina dando órdenes al más alto funcionario de la Administración Tributaria, Carlos Muñoz (quien fue enviado posteriormente a prisión por el caso en cuestión), de que despidiera a una funcionaria veterana de la Administración Tributaria y la reemplazara con otro funcionario, Sebastián Herrera Carrera (quien desde entonces se encuentra en prisión), el entonces presidente dijo que él solo estaba “tratando de mejorar la recaudación tributaria del país”. Pérez Molina también arremetió contra la fiscal general Aldana, la CICIG y los “importadores” del sector privado que se habían beneficiado por colaborar con La Línea. Asimismo, convocó a la “Guatemala profunda” para que mostrara su apoyo. Era de suponer que él estaba convocando a una supuesta “mayoría silenciosa” de la zona rural para que actuara en contra de las protestas de la zona urbana de la capital; sin embargo, para muchos, estas palabras contenían una amenaza implícita de violencia de un exgeneral que era conocido por haber sido electo presidente en 2008 al prometer “mano dura” como la solución a los problemas del país. ¿Cuál era esta “Guatemala profunda” a la que convocaba Pérez Molina? Las protestas en la capital que pedían su renuncia solo incrementaban en número y fervor. En un programa de entrevistas con personalidades relacionadas con la política televisado por Canal Antigua, el sociólogo de 85 años Carlos Guzmán Böckler dijo que la “Guatemala profunda” eran todos los guatemaltecos enterrados en fosas clandestinas en las montañas, víctimas de la estrategia militar conocida como “tierra arrasada” y, específicamente, de las masacres a comunidades rurales mayas durante la guerra civil que duró 36 años, las cuales concluyeron con los acuerdos de paz firmados en 1996. Según la ONU y otras entidades, por lo menos 150 mil civiles murieron en esa guerra; la gran mayoría, a manos de militares. En 1982, Otto Pérez Molina, en ese tiempo un oficial joven, por nueve meses comandó una tropa militar en Nebaj, en la región Ixil, una de las áreas más duramente golpeadas por la violencia.
    “Me siento orgulloso, conmovido y emocionado”, escribió Jose Rubén Zamora en su editorial principal el día siguiente al que el Congreso votó a favor de despojarle la inmunidad a Pérez Molina. “Me faltan palabras, me sobran las lágrimas. Sin la tenacidad, la persistencia y la presión constante de la ciudadanía, que jamás bajó la guardia, nunca hubiera sucedido”. Pienso que eso siempre será considerado como el factor más importante de este evento histórico, esto en verdad se produjo gracias a las protestas pacíficas y la presión de masas de personas de todos los sectores de la sociedad guatemalteca. Cuando se considera Guatemala a través de su larga historia de represión violenta, de división interna, de censura, de injusticia social extrema, de corrupción endémica protegida por un sistema casi impenetrable de impunidad, lo que ha pasado parece ser casi un milagro. “A Guatemala se le acabó la paciencia”, escribió la columnista Dina Fernández en elPeriódico. “Demasiado ha aguantado la sociedad con la boca callada. Ahora, tras 30 años de abusos continuados, ordena que los funcionarios respondan como se espera de ellos: a favor del interés de la población, no de la clica de ladrones y contrabandistas que operaba desde Casa Presidencial”.
    No obstante, la historia de la caída de Otto Pérez Molina tiene muchos protagonistas y ha sido anhelada y buscada por mucho más tiempo que lo que ha durado la investigación de La Línea. La pregunta que puede acechar a los guatemaltecos por mucho tiempo, y que sin duda será estudiada y analizada, es cómo un hombre como Pérez Molina, sobre quien ya se sabía tanto, alguna vez fue presidente. Pérez Molina en sí es una figura central y emblemática en esa búsqueda que, básicamente, ha sido una batalla para fortalecer el Estado de Derecho en Guatemala, protegiendo así una democracia en funcionamiento contra todas las fuerzas corrosivas de la corrupción y la impunidad. Específicamente, ha sido una lucha librada contra la consolidación del Gobierno como organización criminal que se mantiene por los poderes criminales atrincherados dentro y fuera del Gobierno, sin importar quién sea electo presidente. La CICIG en sí, una comisión internacional de jueces, fiscales e investigadores, establecida en 2007, fue concebida por aquellos guatemaltecos que estaban preocupados porque el sistema de justicia del país no solamente necesitaba fortalecimiento, sino también ayuda externa. Desde que finalizó la larga guerra en el país, los omnipotentes servicios de Inteligencia militar del Ejército de Guatemala de los años del conflicto armado buscaban preservar sus poderes y privilegios a través de convertirse en crimen organizado.
    “Durante más de una década he venido señalando que nuestra democracia experimentó una metamorfosis siniestra, reduciéndose simplemente a una elección que tiene lugar cada cuatro años, en la que elegimos un cleptodictador, es decir, un presidente ladrón, que cogobierna con las mafias criminales, los capos de los carteles de narcotraficantes, los contratistas y proveedores del Estado y algunos intereses privados tradicionales”, escribió Jose Rubén Zamora en su diario, en junio recién pasado. Desde el 2002, elPeriódico ha estado publicando investigaciones de primera plana como la que en ese año se tituló “La mafia y el Ejército”. En abril de 2013, elPeriódico publicóUn cuento de hadas sin final feliz, la historia de una presidencia en crisis, un informe especial de 19 páginas sobre la clara corrupción del Gobierno de Pérez Molina, especialmente enfocado en la conducta ostentosa de su vicepresidenta, Roxana Baldetti.
    Zamora, así como reporteros de elPeriódico, durante años ha pagado muy caro sus tenaces franquezas. Zamora, un amigo mío cercano, ha sobrevivido a constantes y repetidas amenazas escabrosas y a más de un intento de asesinato directo. En 2008, después de haber sido secuestrado a altas horas de la noche en un club nocturno, Zamora fue encontrado tendido en una cuneta de la carretera a Chimaltenango, a más de 25 kilómetros de la capital, fuertemente golpeado, casi desnudo y dado por muerto. Sus atacantes no han sido identificados. En años recientes, Zamora me contó que él y su personal han sido acosados repetidamente por el Gobierno de Pérez Molina y sus seguidores de diversas maneras, las que incluyen una campaña de intimidación contra los anunciantes de elPeriódico, la que dio lugar a que casi quebrara el diario.
    Yo tengo una historia personal con Pérez Molina que se remonta al asesinato, en 1998, del obispo Juan Gerardi, y la investigación y los casos judiciales subsiguientes. Gerardi fue brutalmente golpeado hasta morir en el garaje de su casa parroquial, en la ciudad de Guatemala, dos noches después de haber presidido la publicación de un informe sin precedentes de derechos humanos titulado: Guatemala Nunca más, que indagaba sobre las atrocidades cometidas durante la guerra civil del país. La información contenida en ese informe parecía que ponía en peligro la amnistía que se autootorgaron los militares para evitar la persecución judicial por crímenes de guerra y, por consiguiente, la sujeción de estos al verdadero poder, específicamente al que ejercían los grupos élites de inteligencia militares. De hecho, aunque el Ejército guatemalteco poco después perdió su amnistía después de que un informe posterior de la Comisión de la Verdad de la ONU lo acusara de crímenes contra la humanidad –específicamente, por genocidio perpetrado en contra de los indígenas mayas– solo unos cuantos procesos judiciales contra oficiales militares avanzaron en un sistema legal aún intimidado y corrompido por el poderío militar.
    El asesinato de Gerardi, escenificado para que pareciera un delito familiar, sometió a la población del país a años de confusión sobre lo que realmente ocurrió. Pero aquellos para quienes el mensaje del asesinato había sido proyectado –trabajadores de derechos humanos y de justicia, específicamente– se creyeron ese mensaje. Esto no hizo que muchos de ellos dejaran de luchar por la justicia, pero, tras el asesinato de Gerardi, nadie tenía la impresión de que iba a ser menos difícil o riesgoso lograr justicia en tiempos de paz de lo que había sido antes de la firma de los acuerdos de paz en 1996.
    Primero empecé a reportar el caso en 1998, pocos meses después del asesinato, al escribir un artículo para esta revista; me encontré siguiendo ese laberinto e intensamente rebatí el caso por otros nueve años, a través de un juicio en el 2001 y una larga serie de apelaciones. Finalmente, en el 2007, publiqué un libro titulado El arte del asesinato político, en el cual cité a un testigo central del caso, quien identificó a Pérez Molina como uno de los cerebros de esa conspiración de asesinato.
    Cuando estuve en la ciudad de Guatemala, hacia finales de julio, el pasado se metió en el presente de tal manera que me hizo recordar que, al fin y al cabo, esos eventos no habían sucedido hacía tanto tiempo. Yo estaba participando en la protesta de cada sábado frente al Palacio Nacional con un amigo, el conocido periodista mexicano y autor Diego Osorno, quien resultó estar en la ciudad para la FILGUA, la feria guatemalteca del libro. Él me pidió que lo llevara a la iglesia San Sebastián, donde, la noche del 26 de abril de 1998, el obispo había sido asesinado. La iglesia estaba a solo unas cuadras del lugar de las protestas en la Sexta Avenida. Caminamos y pasamos las oficinas presidenciales y el antiguo cuartel de la Guardia Presidencial y del Estado Mayor Presidencial (EMP), el personal militar presidencial, el grupo de Inteligencia que, durante el juicio del 2001, se supo que había sido el actor principal del asesinato. A la derecha, a menos de una cuadra frente al pequeño parque que da a la iglesia San Sebastián, pasamos por una sombría y pequeña tienda que estaba abierta, detrás de una puerta con barrotes.
    Era la tienda de don Mike, donde, según el testigo clave del caso, Rubén Chanax Sontay, tres oficiales del Ejército, ahora exoficiales, habían estado presentes el 26 de abril, a eso de las diez de la noche, para vigilar el crimen. Chanax, un pequeño pero musculoso indígena de unos veinte años, al parecer era uno de los indigentes que todas las noches dormían frente al garaje de la iglesia, pero a la vez era un informante adiestrado por la inteligencia militar y cuyo trabajo era el de observar los movimientos del obispo, como parte de la denominada Operación Pájaro, la cual culminó con el asesinato del obispo. De don Mike, el dueño de la pequeña tienda, quien, según Chanax, había estado platicando con los tres oficiales cuando se produjo el asesinato, se rumoraba que también era un informante de los militares. Sin embargo, en el juicio del 2001 por asesinato, él se rehusó a atestiguar para la parte acusadora y para la defensa.
    Conforme Osorno y yo nos acercábamos, vi a un hombre de pelo largo, quien lucía una barba tiesa grisácea, vestía una camisa playera sucia y atendía a los clientes, pasándoles gaseosas y otras cosas a través de los barrotes de su pequeña tienda. Indudablemente se trataba de don Mike. Yo no lo había visto desde el 2001, pero era muy fácil identificarlo porque le faltaba un dedo en una de sus manos. No quería hablar con él, casi como si yo ahora tuviera una aversión física hacia los aspectos más oscuros y más dolorosos de lo que había sido mi larga participación en la investigación de ese crimen; solo quería pasar rápido. Pero Osorno, fiel a su insaciable y curiosa naturaleza, paró para platicar con él. “¿Usted es don Mike?” le preguntó, y el desconfiado y temeroso hombre que se encontraba detrás de los barrotes lo negó. Dijo que él era el hijo de don Mike, aun después de que un joven cliente se acercó y lo saludó llamándolo “don Mike”. Osorno, aun así, comenzó a preguntarle sobre la noche del asesinato, lo cual hizo que don Mike rápidamente hiciera una breve serie de declaraciones reveladoras. “¡Esos jueces y fiscales eran unos mentirosos: mire dónde está esta tienda! ¿Cómo podían ellos ver desde aquí lo que estaba sucediendo?”, dijo al referirse a los poderosos oficiales de inteligencia militar que supuestamente llegaron a su tienda para controlar el extremadamente riesgoso asesinato político. “¡La iglesia no se puede ver desde aquí!”.
    Sin embargo, yo, al igual que don Mike, había estado presente el día del año 2001, durante el juicio del caso Gerardi, cuando el tribunal de jueces, fiscales y abogados de la defensa se habían desplazado desde la sala del tribunal hasta la pequeña tienda para un procedimiento probatorio, mientras policías francotiradores estaban en guardia en los techos de las vecindades. Recuerdo cómo el fiscal, Leopoldo Zeissig, salió de la tienda, cruzó la calle levemente en diagonal hacia la acera de enfrente y estableció claramente que desde donde él estaba parado podía ver directamente el parque y la iglesia San Sebastián, así como al garaje de la casa parroquial. Ahora don Mike nos dijo a Diego Osorno y a mí, “miren a toda la gente que pasa caminando por aquí en la acera; ¿quién va a creer que algún oficial militar iba a hacer eso aquí, con tantos testigos alrededor?”. Pero, por supuesto, era sábado a mediodía, y la acera estaba llena de gente que venía de una protesta festiva contra Pérez Molina que se estaba llevando a cabo cerca de ahí –ese día, bandas de rock y punk tocaban música en la plaza frente al Palacio Nacional–. En 1998, entrada la noche de un día sábado, a pocas cuadras de las más temidas instalaciones de inteligencia militar del país, no había nadie en esas aceras. ¿Por qué don Mike estaba dando esos argumentos forzados que podrían fácilmente haber engañado a cualquiera que no supiera los detalles del crimen? Porque él todavía encarna una época en la que nadie se atrevía a acusar al Ejército de Guatemala de algo, cuando tales encubrimientos eran de rutina. En la noche, don Mike, aun cuando su tienda está abierta, apaga todas las luces y se queda parado en la oscuridad detrás de los barrotes, sabiendo que los transeúntes no lo pueden ver, aunque él se encuentra allí parado observando. Su constante miedo y paranoia eran palpables. Era como una figura congelada en el tiempo.
    Ese junio de 2001, del juicio resultaron las primeras condenas de oficiales militares guatemaltecos por una ejecución respaldada por el Estado. Cuando le tocaba testificar, Chanax había implicado directamente a los tres militares que, con el tiempo, fueron encontrados culpables. Chanax afirmó que dos de los militares, el capitán Byron Lima Oliva y el sargento Obdulio Villanueva, habían ido al garaje inmediatamente después del asesinato para inspeccionar y alterar la escena del crimen. El tercer hombre declarado culpable era el padre del capitán, el coronel Byron Lima Estrada, un exdirector de Inteligencia G-2. Él, según Chanax, era uno de los tres militares que estaban en la tienda de don Mike. Pero, ¿quiénes eran los otros dos hombres que estaban en la tienda –hombres que no fueron condenados por el crimen, pero que habían desempeñado algún papel?–.
    Chanax, en las tantas y largas conversaciones antes del juicio sostenidas con Zeissig, el fiscal y Rafael Guillamón, el investigador español de MINUGUA, el grupo pacifista de la ONU asignado al país, había identificado, por medio de una fotografía, a uno de los dos oficiales militares que Chanax dijo que habían estado en la tienda de don Mike. Él no sabía el nombre del oficial o que el hombre que él había identificado era un oficial del EMP. Entonces, Chanax también mencionó a Pérez Molina como uno de los oficiales que habían estado en la tienda y como uno de los líderes de la conspiración. “Él, obviamente, estaba muerto de miedo de decir algo sobre el general (Pérez Molina) a la hora de testificar”, me dijo Guillamón. Chanax confirmó sus acusaciones contra Pérez Molina cuando lo entrevisté en el 2005 en la ciudad de México, donde él estaba viviendo, muy tranquilamente, como asilado protegido de la ONU. Guillamón, quien posteriormente se convirtió en investigador de la CICIG, nunca perdió su confianza en la fiabilidad de Chanax como testigo. El testimonio de Chanax sobre los hombres declarados culpables, según recalcó Guillamón más tarde en una conversación que sostuvimos, “resistió los desafíos de varias apelaciones durante muchos años”.
    Con el tiempo, Pérez Molina negaría las acusaciones, diciendo que él, la noche en que ocurrió el asesinato, estaba en Washington D.C. fungiendo como delegado de Guatemala en la Junta Interamericana de Defensa y que él tenía los sellos en el pasaporte para probarlo. No obstante, una investigación que realizó Claudia Méndez Arriaza, en ese entonces reportera de elPeriódicoque había estado cubriendo el caso Gerardi por años, reveló que Pérez Molina en realidad tenía, por lo menos, seis pasaportes y que pudo haber salido de y entrado a Guatemala con cualquiera de ellos. Otras investigaciones periodísticas escarbaron sobre el asunto pero, a la larga, la interrogante del paradero de Pérez Molina en esa noche probablemente solo se pueda responder mediante investigación criminal y juicio. Como Pérez Molina ascendió al poder, el caso Gerardi se detuvo completamente, aunque los fiscales asignados siguieron acumulando evidencias. El pueblo estaba atemorizado por el poder del exgeneral y por la violencia que él representaba, así como del poder que tenían otras figuras potencialmente implicadas en el caso. Intentar procesar judicialmente la cadena de mando del crimen era considerado algo muy controversial, políticamente hablando, y para citar una frase que a menudo se oye, “potencialmente desestabilizador”. Así como Chanax en la sala del tribunal, la gente no se atrevía a expresar sus acusaciones en público, de viva voz. Tal vez ahora, en los próximos años, el caso Gerardi vuelva a avanzar.
    En el 2007, cuando El arte del asesinato político salió publicado en inglés, elPeriódico publicó algunos extractos traducidos, incluyendo un párrafo en el cual Chanax identificaba a Pérez Molina como uno de los hombres que estaban en la tienda de don Mike. A Pérez Molina, de hecho, se le mencionó muy poco en ese largo libro que trata de dar una narración detallada del crimen y de las investigaciones y batallas legales que resultaron. Pero cuando el diario le dio la oportunidad de responder, Pérez Molina reaccionó como si todo el libro hubiera tratado acerca de él y como si él hubiera sabido de este con antelación. “Tenemos información que el libro fue pagado por un político”, afirmó, sin dar el nombre del político o presentar alguna prueba. En 1998, por supuesto, cuando comencé la investigación que culminaría en el libro, vagamente sabía de la existencia de Pérez Molina, si acaso, y, desde luego, no anticipaba que sería un candidato presidencial en Guatemala. Y, para más sorpresa, Pérez Molina declaró que él no conocía personalmente al capitán Byron Lima. Algunos lectores del diario inmediatamente escribieron, en forma anónima, para dar testimonio de lo que ahora se sabe que es una relación cercana, personal, casi de mentor-protegido entre los dos hombres. Más importante aún, Rafael Guillamón me contó que MINUGUA había documentado varias visitas al capitán Lima por parte de Pérez Molina. Cuando Guillamón estaba en MINUGUA pronosticó que, a cambio de que guardara silencio por todo lo que sabía y no implicara a otros oficiales en el asesinato de Gerardi, al capitán Lima se le daría rienda suelta para que estableciera y dirigiera una mafia criminal desde la prisión. Esta predicción se hizo realidad.
    La relación entre Byron Lima y Pérez Molina, de hecho, desempeñó un papel fundamental en la caída del ahora expresidente. En septiembre de 2014, en medio de una campaña cada vez más mordaz por parte del Gobierno de Pérez Molina y sus aliados para sacar a la CICIG del país al no renovar su mandato, la CICIG formuló cargos contra Byron Lima por algunos de los crímenes relacionados con la mafia criminal que él supuestamente ha construido en la prisión, la cual, según la CICIG, le ha dado mucha riqueza y poder al prisionero. Se dio a conocer que, durante la presidencia de Otto Pérez Molina, Lima se había convertido en el líder de facto del sistema penitenciario, responsable de nombrar 36 de sus aliados civiles en puestos del sistema penitenciario de Guatemala. Cuando Lima fue capturado en una de sus aparentemente habituales idas y venidas de la prisión en una caravana de vehículos tipo SUV y guardaespaldas, resultó que algunos de esos vehículos habían sido utilizados por el partido político de Pérez Molina en eventos de campaña. Se reveló que una fábrica que Lima dirige dentro de la prisión hasta tenía un contrato para fabricar camisas playeras para el partido político de Pérez Molina.
    En Guatemala, el vínculo entre Pérez Molina y Lima era un secreto a voces. Los cargos de la CICIG contra Lima fueron como un disparo de advertencia al Gobierno de Pérez Molina, pues un proceso judicial podría llevar plausiblemente al ahora expresidente también. En ese punto, se volvió políticamente imposible para Pérez Molina y sus aliados terminar con el mandato de la CICIG: Sería un esfuerzo demasiado evidente para protegerse a sí mismo, a su propio Gobierno y a sus aliados. Con Estados Unidos, la Unión Europea y, por ahora, la oposición política guatemalteca a favor de la CICIG, e incluso ante una extensión de sus facultades, Pérez Molina no tuvo espacio para maniobrar. Tal y como Manfredo Marroquín, el jefe de Transparencia Internacional en Guatemala, me contó, el auto de procesamiento de la CICIG contra Lima en aquel septiembre “fue el principio del fin”.
    Durante años ha habido otras acusaciones de crímenes formuladas contra Otto Pérez Molina. Un cable desclasificado del Pentágono de EE. UU. lo identifica como uno de los responsables de la desaparición y asesinato del guerrillero Efraín Bámaca, cargo que el expresidente ha negado. Según un informe sobre grupos ilegales en Guatemala emitido en el 2003 por la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, Pérez Molina estaba vinculado con el “fraude aduanero” y era el líder del grupo militar clandestino denominado El Sindicato. En 2008, en un caso que involucraba un misterioso “desvío” de Q82 millones del Congreso de Guatemala, resultó que Q688 mil de esos quetzales fueron “desviados” a la cuenta bancaria de Pérez Molina. Él se defendió argumentando que era un préstamo. Según Claudia Méndez Arriaza, el caso nunca avanzó ni se aclaró. Rafael Guillamón, quien estaba en la CICIG en 2007, cuando tres miembros salvadoreños del Parlamento Centroamericano fueron emboscados y asesinados poco después de haber entrado a Guatemala en su automóvil, me contó que existían pruebas contundentes que mostraban que parte de la gran suma de dinero que ellos llevaban –suma que había sido robada en el crimen– había sido destinada a la campaña de Otto Pérez Molina para las elecciones correspondientes al período presidencial que iniciaba el 2008. Esta lista fácilmente podría continuar.
    La conducta seria y calmada, de suave voz, de Pérez Molina le dio, a los ojos de muchos, un aire de honrada credibilidad. Durante su ascenso en la posguerra al poder político, desempeñó bien el papel de modernizador del Ejército, listo para conducir el país hacia una nueva era democrática, incluso argumentando en favor de la legalización de las drogas. Durante la campaña para las elecciones correspondientes al período presidencial que iniciaba el 2008, las cuales Pérez Molina terminó perdiendo, el embajador de la Administración de Bush, James Derham, públicamente se refirió a Pérez Molina como un “buen muchacho”. Anita Isaacs, una especialista en el tema de Guatemala, escribió un artículo de opinión en el Times en junio, en el cual señaló que había entrevistado a Pérez Molina “media docena de veces en la década pasada” y lo describió como “un maestro de la manipulación”. Pérez Molina siempre ha negado cada una de las acusaciones en su contra. Su típica estrategia es la de rápidamente darle la vuelta a la tortilla a sus acusadores, siempre listo para responder con acusaciones propias e incluso categóricas difamaciones, las cuales articula con su calmada e inocente voz, tal y como lo ha estado haciendo ahora contra la CICIG y Thelma Aldana.
    Sin embargo, últimamente, una nueva histeria y el pánico se han filtrado en esa voz y conducta. Después de que el juez Gálvez ordenara que Pérez Molina pasara la noche en la Prisión de Matamoros por ser considerado un riesgo de fuga, este se paró en un pasillo fuera de la Torre de Tribunales, rodeado de policías, despotricando con voz casi jadeante frente a reporteros y otros espectadores contra sus fustigadores: acusó a Thelma Aldana de intentar destruirlo, exigió a la CICIG la captura del sector privado [sic] y argumentó suplicante que con él no había riesgo de fuga, ya que pudo haber dejado el país en cualquier momento que hubiera querido y que pudo haber pedido asilo político (aunque estar acusado de un crimen no es, en realidad, motivo para otorgar asilo político). Se trató de una extraordinaria, desconcertante e íntima mirada hacia una confusa caída en picada del poder, capturada en vivo por la televisión. Finalmente, mientras los fotógrafos de la prensa se arremolinaban a su alrededor y la Policía los empujaba, Pérez Molina fue llevado a un vehículo tipo SUV para un corto recorrido a la prisión donde él pasaría la noche.
    Otto Pérez Molina es la encarnación del papel que el Ejército ha desempeñado en Guatemala durante los últimos 50 años: en los años posteriores al golpe de 1954, el cual dio lugar a la dictadura militar de Carlos Castillo Armas; en la transición de la dictadura militar a la democracia, en 1985; y en los años que le siguieron. Pérez Molina es un exsoldado de las temidas fuerzas especiales de los kaibiles, exalumno de la Escuela de las Américas de EE. UU. y oficial que subió a la cúspide de un turbio aparato de Inteligencia militar que hoy en día es considerado –dentro y fuera de Guatemala– sinónimo de asesinato, desapariciones, tortura, prisiones y fosas clandestinas, así como corrupción. Este no era un languideciente Augusto Pinochet en una clínica de Londres; tampoco era el hoy decrépito exdictador y exgeneral guatemalteco Efraín Ríos Montt que se agazapaba de miedo fingiendo estar enfermo y que finalmente fue llevado para enfrentar la justicia, en un reciente juicio por genocidio en Guatemala. Pérez Molina representó una unión perfecta de los terrores pasados de Guatemala y su actual modelo de poder. Ahora, en menos de 24 horas, él ha pasado de ser presidente a ser un preso, desplomado por la indignación y el repudio de sus ciudadanos y por un sistema de justicia vigorosamente fortalecido que además nunca se rindió en el cumplimiento de su deber de investigar y procesar crímenes, sin considerar el estatus del acusado. Incluso, los comentaristas guatemaltecos que yo estaba viendo en la televisión se sorprendieron ante la intensidad de la celebración que se desató en la espontánea multitud, que se había reunido en las afueras de la Prisión de Matamoros, cuando el grupo de vehículos tipo SUV Toyota que llevaban al expresidente se acercaba. Se quemaron ametralladoras de cohetes; la gente agitaba banderas de Guatemala y saltaba y gritaba de alegría, en reivindicación, y probablemente también con un sentimiento de venganza colectiva satisfecha, sin darse cuenta de que los policías antimotines los empujaban bruscamente con escudos y les rociaban gas pimienta.
    Mientras yo miraba las imágenes en la televisión, pensaba que esta era la dura y cruda felicidad de un pueblo silenciado por décadas de temor y testigo de la más que simbólica caída de un poder corrupto que ese pueblo pensó que nunca tendría fin, de un poder implícitamente violento cuyo derrumbe ocurrió gracias a esa gente que se volcó en forma pacífica. Estos eran verdaderos gritos de liberación, y al ver los reportajes en vivo transmitidos en directo por Canal Antigua en la pantalla de mi computadora, al fin me encontré creyendo lo que muchos dicen que es cierto: que Guatemala –aunque todavía queda mucho por hacer antes de poder decir que el país verdaderamente ha cambiado– en realidad nunca más volverá a ser la misma.
    Traducción Vanessa Pappa Poveda
    Publicado con la autorización del autor y de la revista “The New Yorker”
    http://www.newyorker.com/news/news-desk/from-president-to-prison-otto-perez-molina-and-a-day-for-hope-in-guatemala


    SAM, EL NIÑO QUE HA DEMOSTRADO SER LA REENCARNACION DE SU ABUELO


    SAM, EL NIÑO QUE HA DEMOSTRADO SER LA REENCARNACION DE SU ABUELO
    La creencia de que nuestras almas o espíritus son reencarnados en otras vidas en tiempos diferentes se remonta por lo menos a 3.000 años de antigüedad. En las antiguas tradiciones de la India, Grecia, y los druidas celtas ya hablaban de que nuestro espíritu no se limita a las siete, ocho o nueve décadas de la vida en la Tierra.
    “Hoy en día nos enseñan desde una edad muy temprana en la sociedad judeocristiana actual que la reencarnación no existe. Pero, una vez que observas esto en un niño y la evidencia es totalmente convincente, tienes que abrir tu mente a otra explicación de lo que está ocurriendo.
    Siendo muy niños aún no hemos tenido el condicionamiento  cultural de tapar esas experiencias en esta vida, así que las memorias pueden surgir más fácilmente.
    Esas memorias tienden a desvanecerse a partir de las edades comprendidas entre 5 a 7 años”.
    Carol Bowman
    ¿Y tú qué crees? ¿Has pensado alguna vez en que has tenido en una vida o vidas pasadas, crecer, trabajar, amar y sufrir en papeles muy diferentes a la que estás viviendo?
    Si pensamos fríamente, es muy posible que fuéramos de una cultura diferente o de otra clase socio-económica. Aquellos que creen en vidas pasadas sugieren que podríamos tener indicios sobre lo que fuimos en nuestras vidas pasadas como los diversos aspectos complejos que conforman nuestra personalidad física, emocional, intelectual y psicológica actual, además de que en algunos casos son capaces de recordar quienes fueron.
    Este es el caso que se comenta a continuación de un niño pequeño llamado Sam Taylor, donde en un reciente estudio ha concluido de que hay pruebas convincentes de que él es la reencarnación de su abuelo. Sam tenía 18 meses de edad cuando su padre le estaba cambiando el pañal, cuando el propio Sam le dijo a su padre:
    “Cuando yo tenía tu edad, solía cambiarte tu pañal”.
    Pruebas irrefutables de vidas pasadas
    El Dr. Jim B. Tucker del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Virginia, dio a conocer la historia de Sam en un vídeo publicado en el sitio web de la universidad. El Dr. Tucker, quien ha estudiado más de 2.500 casos de niños que recuerdan sus vidas pasadas, explicó que Sam hizo algunas declaraciones sorprendentes mientras miraba un viejo álbum de fotografías familiar.
    Un buen día el padre encontró un viejo álbum de fotografías familiar mientras realzaba una limpieza a fondo del hogar. Según explicaron los padres de Sam, el pequeño nunca había visto una fotografía de su abuelo. Sam abrió el álbum de fotos y comenzó a mirar todas las fotografías, cuando señaló una foto de un coche, y dijo: “Ese es mi coche”.
    Los padres se sorprendieron al ver que estaba señalando el primer coche de su abuelo, uno que había sido muy importante en la vida de este. Pero la madre de Sam era escéptica, y nunca había creído en el concepto de la reencarnación. Entonces ella lo puso a prueba, le mostró una fotografía de su abuelo cuando era un niño con otros niños de la misma edad. Sam señaló a su abuelo y le dijo: “No lo soy”. Ella le corrigió y dijo que señaló a su abuelo: “No, ese soy yo”, respondió.
    Pero incluso con esta prueba irrefutable, la madre de Sam continuaba sin creerse que su hijo fuera la reencarnación del abuelo, por lo que preguntó si recordaba algo de su vida pasada. Entonces el pequeño Sam le dijo que alguien “convirtió a su hermana en un pez”. La madre sorprendida le pregunto a Sam de que estaba hablando y el pequeño le dijo: “Los hombre malos”.
    Sorprendentemente, Sam estaba hablando de la hermana del abuelo que había sido asesinada y su cadáver fue arrojado a un lago. El padre de Sam dijo que el muchacho no conocía esa historia, ya que no se hablaba nunca de ese trágico episodio en la familia.
    Aunque no podemos obviar las declaraciones de los más escépticos como el Dr. Michael Shermer, editor de la revista Skeptic, quien preguntó al Dr. Tucker cómo sabía que el caso de Sam no estaba manipulado. El Dr. Shermer dijo que el caso de Sam y el de miles de casos similares se basan en simples anécdotas contadas por los padres, y los acontecimientos a veces puede llegar a distorsionarse cuando lo explica un padre emocionado, además de que los padres pueden influir en los niños de diversas maneras.
    A estas declaraciones, el Dr. Tucker afirmó que investigó a la familia y no encontró ninguna correlación entre esta actitud y lo que el niño explicaba. Para demostrar la existencia de la reencarnación, el Dr. Tucker señala que algunos niños han dado informaciones detalladas de los lugares en que vivían en vidas anteriores. Las recientes investigaciones sostienen que las personas que habían muerto recientemente, las vidas de esas personas se ajustan a las descripciones dadas por los niños.
    Para finalizar, el Dr. Tucker dijo que para él la prueba definitiva de que Sam era la reencarnación de su abuelo era que la fotografía que señaló el pequeño no habría sido capaz de decir cuál de los chicos de la foto era el abuelo al ver otras fotos del abuelo. Como hemos podido comprobar, este caso es otra prueba irrefutable de la existencia de vidas pasadas, y de cómo existe una gran controversia sobre este tema en el mismo seno de la comunidad científica.
    Pulsa PLAY para ver el vídeo (idioma inglés, pulsar en el cuadro inferior subtítulos para ver subtítulos en español):

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    El señor Morales, otro político mentiroso

    Manolo E. Vela Castañeda
    manolo.vela@ibero.mx




    Ilustración Víctor Matamoros > El periódico

    A continuación me permito transcribirles un fragmento de la entrevista que el señor Morales, candidato a la Presidencia, sostuviera con el periodista José Eduardo Valdizán, en el programaCara a Cara que se transmitió por el canal de televisión Azteca Guatemala. Los lectores interesados pueden verla aquí: http://bit.ly/1Nu6EsY, en You Tube (para mayor precisión: el fragmento transcrito empieza en el minuto 21 con 30 segundos):
    Valdizán: Hablemos un poco de su preparación académica. Usted es licenciado en administración de empresas de la Universidad de San Carlos. También, tomó un tipo de diplomado, máster, algo así, en la Universidad Mariano Gálvez.
    Señor Morales: Cursé una maestría en la Panamericana, en medios de comunicación. Saqué una maestría en Altos Estudios Estratégicos con especialización en Seguridad y Defensa en la Mariano Gálvez. Y recién culminé un doctorado de seguridad estratégica en la San Carlos, en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, y tengo pendiente la tesis doctoral.
    Valdizán: En el tema de la Universidad Panamericana usted puso que tenía ese Máster, ¿es así?
    Señor Morales: No, tengo el pénsum cerrado de la maestría.
    Valdizán: Veamos qué dice en su perfil de Facebook. Dice: a la fecha posee una maestría en Administración de Medios de Comunicación de la Universidad Panamericana. Ese es su perfil de Facebook, lo tomamos de allí. Es una captura del perfil de Facebook. Nosotros preguntamos a la Universidad Panamericana y esto fue lo que nos dijeron:
    Arquitecta Vicky Sicajol, Control Académico, Universidad Panamericana: El licenciado Morales efectivamente estudió con nosotros, pero no completó los estudios para hacerse acreedor al título de la maestría en Dirección de Medios de Comunicación.
    Periodista de Azteca: ¿En qué año fue que estuvo él cursando esta…?
    Control Académico: 2003.
    Periodista: ¿Y cuál es la postura del señor Jimmy Morales? ¿Alguna vez se acercó para continuar sus estudios?
    Control Académico: No. No hemos tenido contacto con el licenciado Jimmy Morales.
    Periodista: Solo para que nos quede claro: ¿Cuál es el grado académico que el señor Morales obtuvo allí con ustedes?
    Control Académico: Él no ha obtenido ningún grado académico con nosotros. Él estudió con nosotros, pero no ha obtenido el grado académico.
    Valdizán: ¿Por qué aparece en su perfil de Facebook que posee la maestría?
    Señor Morales: Creo que fue un error de planteamiento…
    Como Ustedes pueden leer aquí, el señor Morales mintió, de forma flagrante, atribuyéndose un título universitario que no ha obtenido. Y en la entrevista, al ser cuestionado por el periodista José Eduardo Valdizán, el señor Morales volvió a mentir, diciendo que lo del título fue un “error de planteamiento”. Pero aquí no hubo ningún error de planteamiento, sino una vil mentira. Él presentó como verdad algo que sabía que era falso ¿Con qué fin hizo esto? Con el fin de engañar. Y, ¿a quién quería engañar el señor Morales? Puesto que se hallaba en plena campaña electoral, a nosotros, los ciudadanos. De no haber sido por la investigación previa de algún buen periodista, y de las agallas del entrevistador, que se animó a confrontar al candidato, la mentira hubiera quedado impune, sin castigo.
    Si el Señor Morales miente en algo como esto, un título universitario, ¿qué otras falsedades habrá presentado ya –durante la campaña electoral– como verdaderas? ¿Qué promesas habrá formulado ya, aún sabiendo que –de llegar a la Presidencia– nunca tendrá condiciones para cumplirlas? ¿Sobre qué otras cosas no podrá mentir, si llegara a hacerse con la Presidencia?
    Para los políticos, mentir es como respirar, es estar en su elemento natural. Y el señor Morales actúa así, como un experto en la mentira. Cuando empieza el cuestionamiento del periodista Valdizán por el título que el señor Morales falsamente se atribuye, este eleva la mirada, como advirtiendo lo que viene. Pero el candidato miente sin inmutarse, con desenvoltura, sin mover un solo músculo del rostro, como un experto en este arte. Pareciera que la maestría que el señor Morales sí tiene, es una, en ese “noble arte” de saber mentir.
    De pequeñas mentiras estuvo pavimentado el camino que llevó al descalabro de la presidencia del Partido Patriota, ahora con Otto Pérez y Roxana Baldetti tras las rejas. Y de pequeñas mentiras estuvo pavimentado el camino que llevó a la aparatosa derrota de Manuel Baldizón en las urnas, el pasado 6 de septiembre. La creencia en que los ciudadanos podíamos ser engañados todo el tiempo les llevó a donde están ahora.
    Ojalá que los jóvenes –que con toda razón exigen autenticidad– se den cuenta a tiempo que el señor Morales no es ninguna solución a la crisis política que afrontamos, sino que es otro político deshonesto más, experto –él también– en las artes de la mentira. Como afirmara Jonathan Swift en El arte de la mentira política (Sequitur, 1733): “al igual que el más vil de los escritores tiene sus lectores, el más grande de los mentirosos tiene sus crédulos”.
    1.- La autoría corresponde en realidad a John Arbuthnot.

    Los países europeos están retirando sus reservas de oro de EE.UU.


    La cantidad de oro en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York cayó a su menor nivel en las últimas décadas. Eso ha sucedido debido a que los bancos centrales extranjeros están retirando activamente su oro. El economista Lew Rockwell cree que el proceso de repatriación de oro será beneficioso para la economía mundial.
    Los bancos centrales europeos retiran el oro del Banco de la Reserva Federal de Nueva York. Desde 2014 esta acción fue por un total de 246 toneladas de oro. Como resultado, las reservas del metal precioso en el Banco alcanzaron su nivel más bajo en décadas.
    Alemania fue el primer país en reivindicar en 2014 sus 120 toneladas de oro. A continuación, Países Bajos pidió a la Reserva Federal la devolución de 122 toneladas de oro. En mayo se supo que Austria sería la tercera nación europea en repatriar la mayor parte de su oro para volver a depositarlo en Austria y Suiza.
    El economista Lew Rockwell cree que el retiro de oro del Banco de la Reserva Federal va a beneficiar a la economía mundial.
    "La Reserva Federal de EE.UU. y los partidarios de la política de este departamento sostienen que el oro no juega un papel monetario. Pero entonces hay que explicar por qué el Banco de la Reserva Federal mantiene la mayor cantidad de oro que pertenece no solo a Estados Unidos, sino también a otros países", afirma el economista.
    "En mi opinión, es normal que Alemania, Austria y otros países hayan decidido retirar su oro", expresó a RT Rockwell.

    Cómo cambió el mundo en siete días


    Esta semana, la crisis migratoria en Europa se ha seguido agravando con manifestaciones y protestas por todo el continente, mientras que algunos han advertido de que junto con los refugiados, en Europa han podido entrar miles de yihadistas del Estado Islámico. En Arabia Saudita, la caída de una grúa causó más de 100 muertos en la Gran Mezquita de La Meca. Conozca estas y otras noticias que marcaron la actualidad de la semana.

    Pesadilla migratoria, una "vergüenza" europea que corroe la unión

    Pesadilla migratoria, una "vergüenza" europea que corroe la uniónReuters/Ognen Teofilovski
    El número de personas que han cruzado el Mediterráneo hacia Europa en lo que va del año ya ha superado 350.000, frente a 210.000 en todo 2014. Más de 2.600 han muerto durante esa travesía. Como consecuencia, la Unión Europea se enfrenta a lo que ya ha sido calificado como la peor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. No obstante, pese a que Europa reconoce la importancia del problema, de momento se muestra incapaz de resolverlo.

    Europa acoge multitudinarias marchas de apoyo y de rechazo a los inmigrantes

    Europa acoge multitudinarias marchas tanto de apoyo como de rechazo a los inmigrantesReuters / Philippe Wojazer
    En medio de la peor crisis migratoria que sufre Europa desde la Segunda Guerra Mundial, miles de personas en todo el mundo salieron a las calles este sábado, algunos para expresar su apoyo a los inmigrantes y otros para mostrarse en contra de su llegada. En Londres, La Haya, Berlín, Viena y Atenas, entre otras ciudades, se celebraron marchas de apoyo. En varias ciudades, principalmente de los países del este de la Unión Europea, entre ellas Praga, Bratislava y Varsovia hubo manifestaciones de rechazo en contra del flujo migratorio.
    En un contexto de oposición entre los que apoyan y rechazan a refugiados, una ola de indignación fue provocada por la reportera húngara Petra László que pateó a varios refugiados mientras filmaba cómo huían de la policía en la frontera entre Serbia y Hungría. En un video se ve cómo zancadilleó a uno de los indocumentados sirios que llevaba a un niño en brazos. László fue despedida del canal donde trabajaba y podría afrontar una pena de cárcel de entre 1 y 7 años.

    "Más de 4.000 terroristas del EI llegaron a Europa haciéndose pasar por refugiados"

    Más de 4.000 terroristas del EI llegaron a Europa haciendo pasar por refugiadosREUTERS/Stringer
    De acuerdo con el periódico británico 'Sunday Express', que citó a una fuente de la propia organización terrorista, más de más de 4.000 extremistas del Estado Islámico entraron a la UE haciéndose pasar por refugiados. Según la fuente, los extremistas se mezclan en el flujo de refugiados en las ciudades portuarias turcas de Esmirna y Mersin, de donde parten y atravesando el Mediterráneo llegan a Italia. A continuación, los terroristas se dirigen a otros países europeos, en la mayoría de los casos a Suecia y Alemania.

    Más de 100 peregrinos mueren por la caída de una grúa sobre la Gran Mezquita de La Meca

    Más de 100 peregrinos mueren tras caer una grúa en Gran Mezquita de La MecaReuters / Ali Al Qarni
    Al menos 107 personas murieron y 238 resultaron heridas por la caída de una grúa sobre El Masjid al-Haram, la mezquita más grande del mundo, en la ciudad de La Meca, Arabia Saudita. Al parecer, las fuertes ráfagas de viento causaron la tragedia en medio de una fuerte tormenta que sacudió varias ciudades del país.

    Gran manifestación independentista recorre Barcelona en el Día de Cataluña

    Gran manifestación independentista recorre Barcelona en el Día de CataluñaReuters / Albert Gea
    El 11 de septiembre la comunidad autónoma de Cataluña celebró su Día Nacional, conocido como la Diada. Cientos de miles de catalanes independentistas inundaron las calles de Barcelona, en una celebración que coincidió con el arranque de la campaña electoral para las elecciones al Parlamento de Cataluña, que tendrán lugar el próximo 27 de septiembre, y que los independentistas consideran decisivas para sus aspiración de separarse del Estado español.

    Colombia y Venezuela entablan negociaciones para superar la tensa situacion en la frontera

    Colombia y Venezuela inician negociaciones para superar la tensa situacion en la fronteraCancillería de Colombia
    Las ministras de Exteriores de Colombia y de Venezuela, María Ángela Holguín y Delcy Rodríguez, respectivamente, celebraron el sábado en Quito una reunión bilateral para abordar e intentar superar las tensiones de la compleja situación en la frontera entre los dos países. La iniciativa de mantener una serie de diálogos entre cancilleres se produjo a instancias de los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de Venezuela, Nicolás Maduro.
    Además, el mandatario venezolano anunció el viernes que incrementará en cuatro zonas más las medidas especiales de cierre fronterizo con Colombia, que denomina "torniquete".

    El cuarteto de Normandía confirma que se mantiene el alto el fuego en Donbass

    El sábado se reunieron en Berlín los cancilleres de Rusia, Alemania, Francia, Ucrania para abordar la crisis ucraniana. El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, informó a periodistas que las partes expresaron su satisfacción por el mantenimiento del alto el fuego en Donbass, y abogaron por alcanzar lo antes posible un acuerdo sobre la retirada de armamento y por superar las discrepancias sobre las elecciones locales en las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y de Lugansk.
    Condenan al opositor venezolano Leopoldo López a más de 13 años de prisión
    Condenan al opositor venezolano Leopoldo López a más de 13 años de prisiónReuters
    El opositor venezolano Leopoldo López fue condenado a más de 13 años de cárcel por su implicación en las protestas del 2014 en Caracas, en las que murieron más de 40 personas. López fue acusado por asociación para delinquir, instigación pública, incendio y daños a la propiedad.

    'Nace' el Homo naledi: una especie humana desconocida hasta la fecha

    "Tengo el placer de presentarles a una nueva especie de antepasado humano. Lo hemos llamado 'Homo naledi'", anunció el jueves el profesor Lee Berger, de la Universidad de Witwatersrand. El insólito descubrimiento del "último miembro de la familia humana" cerca de las cuevas de Sterkfontein, en Sudáfrica, arroja luz sobre el misterio de los orígenes de la humanidad, según expertos.