VIENDOMASALLA.---
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QUITANDO LA VENDA-
La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio. Marco Tulio Cicerón
(Mirek-viendomasalla.blogspot.com)
Un sismo de 7,1 de magnitud en la escala de Richter sacude la costa occidental de México, según USGS.
Conforme a los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), el maremoto se produjo en el golfo de California, a unos 200 kilómetros al oeste de la ciudad de Hermosillo, el centro administrativo del estado mexicano de Sonora. El epicentro se encuentra a unos 10 kilómetros de profundidad.
Por el momento las autoridades de México no han activado la alerta de tsunami. La magnitud del sismo ha sido rebajada en torno a los 6,9 grados. La noche del miércoles al jueves otra réplica de 6,2 de magnitud, sacudió la costa del Pacífico en el estado mexicano de Michoacán.
El primero, que tuvo dos réplicas potentes, de 8,7 y 8,2 grados de magnitud, se registró en la costa occidental de la isla de Sumatra. El sismo activó una alerta internacional de tsunami en 28 países del mundo, y dejó un saldo de 5 muertos y un herido en estado crítico.
El 20 de marzo, un sismo de 7,4 grados de magnitud con epicentro en Ometepec sacudió el suroeste de México, en concreto los estados de Oaxaca y Guerrero, dejando un saldo de 11 heridos y unas 32.000 viviendas dañadas.
Si la guerra constituye una forma clásica de enfrentamiento entre Estados, los llamados «conflictos de baja intensidad» son una forma de enfrentamiento entre un Estado y actores no estatales. Esta expresión, creada por el jefe del Estado Mayor privado de la reina Isabel II, Sir Frank Kitson, se aplica por igual a la contrainsurgencia en las colonias, a la lucha contra la subversión durante la guerra fría y a ciertas operaciones de «mantenimiento de la paz».
Mientras que los miembros de una fuerza de resistencia, rebeldes o guerrilleros, tratan de moverse entre la población «como un pez en el agua», según la frase de Mao Zedong, la guerra o conflicto de baja intensidad trata en primer lugar de separar a los combatientes del resto de la población, de ser necesario mediante el desplazamiento forzoso de los pobladores aislados hacia zonas vigiladas, y posteriormente de «neutralizar» a los individuos sospechosos de ser combatientes.
El desarrollo reciente de operaciones de «mantenimiento de la paz» por parte de la ONU ilustra la deriva de esa organización hacia la sumisión a los dictados de las grandes potencias. Algo que debería tener un carácter estrictamente excepcional se ha convertido en rutina: la ONU despliega fuerzas militares, no para verificar la aplicación de acuerdos de paz sino para imponer esos acuerdos a las partes que se oponen a ellos, y se convierte así en parte del conflicto. Este fenómeno se ha acentuado con la reforma Brahimi, en total contradicción con los principios de la Carta de San Francisco.
Después de la desaparición de la Unión Soviética, la OTAN abandona su papel de fuerza bélica convencional y se especializa en las guerras de baja intensidad. En Afganistán, la OTAN está entrenando a los ejércitos aliados para ese tipo de conflicto.
Cosmos Un escuadrón de minisatélites antiasteroides para escoltar a la Tierra
Científicos de la Universidad de Strathclyde (ciudad de Glasgow, Escocia) han encontrado un método más eficaz para crear un ‘escudo antiasteroides’ en el espacio alrededor de la Tierra para evitar posibles impactos contra el planeta.
Actualmente las investigaciones están encaminadas a crear enormes -y poco prácticas para esta misión- naves espaciales con grandes dispositivos láser en los extremos. Pero los investigadores de Glasgow han llegado a la conclusión de que sería mejor utilizar unas escuadrillas de pequeños satélites ‘de combate’ capaces de acompañar al asteroide y disparar simultáneamente con láseres de alta potencia desde una distancia corta.
Entre las ventajas de esta idea se indica que es más fácil crear una flotilla pequeña que una gran nave y, segundo, en caso de que uno de los satélites se vea dañado por la columna de desperdicios producidos por la colisión de los rayos láser contra el suelo del asteroide, los demás podrán continuar su trabajo sin obstáculos.
El peligro sí es real. Los objetos espaciales de tamaño medio, blanco del sistema de satélites, son capaces de causar daños visibles a la Tierra. Así hace un siglo un asteroide de entre 30 y 50 metros de diámetro destruyó la vida en una área de 2.000 kilómetros en una localidad de Siberia, Tunguska.
Además de combatir las piedras desde el cosmos, el proyecto británico tiene otra aplicación práctica. Los científicos esperan que sea capaz de neutralizar o bajar la órbita de la basura espacial, esos artefactos que amenazan a los dispositivos en el espacio cercano a la Tierra, por ejemplo la Estación Espacial Internacional, que recientemente logró evadir un peligroso choque de ese tipo.
La sangre caliente de otros animales de la selva debió enfriarse drásticamente cuando veían deslizarse a estas enormes serpientes, 58 millones de años antes de que unos paleontólogos las descubrieran y las bautizaran Titanoboa. Habitaron los tórridos paisajes selváticos colombianos del Paleoceno y hace pocos días revivieron en el canal Smithsoniano, que ha presentado un fascinante documental dedicado a sus costumbres y entorno.
El año pasado, el Museo de Historia Natural del Instituto Smithsoniano ya había construido una monumental réplica del animal prehistórico.
También hace un año, otro equipo técnico canadiense, esta vez con intenciones más artísticas que científicas, había creado una versión electromecánica de 10 metros de largo.
La historia contemporánea de estas serpientes titánicas de la familia de las boas comenzó en 2002, cuando el entonces estudiante de Geología, Fabiany Herrera, visitó Cerrejón, la mina de carbón al aire libre más grande del mundo, ubicada en el departamento de La Guajira, al norte de Colombia. “Acababa de bajar del autobús, encontré una roca, la levanté y vi una hoja fósil”, contó. Esa hoja correspondía a una planta que remitía a una antigua selva tropical del Paleoceno.
El hallazgo de Herrera dio paso a otro mayor. En 2004, el estudiante Edwin Cadena tropezó con los restos de lo que creyó eran cocodrilos prehistóricos. En esta región del norte de Colombia solían hallarse fósiles de tortugas, y eso buscaba Cadena. Pero encontró otra cosa.
Esos vestigios óseos eran parte de un monstruo enorme. Su tamaño promedio fue establecido por Carlos Jaramillo, paleontólogo del Instituto Smithsoniano de Investigaciones Tropicales. Su equipo reunió los restos de varias decenas de Titanoboas que habitaron la zona. “Es la serpiente más grande que ha existido, vivía en lagos y mataba a sus víctimas estrangulándolas y comiéndolas enteras”, explicó. De hecho, entre los restos hallados había esqueletos de tortugas gigantes (Cerrejonemys) y de cocodrilos (Cerrejonisuchus), acaso presas del enorme ofidio.
Un estudio comparativo de sus vértebras permitió estimar medidas que desafían la imaginación. La mayor de estas serpientes llegó a medir 14 metros de largo, 70 centímetros de ancho (antes de la cena) y podían pesar más de 1,25 toneladas. Eran tan grandes como un colectivo y tan pesadas como 10 luchadores de sumo.
Considerada el Tyrannosaurus rex del mundo de los ofidios, ahora protagoniza un documental de dos horas de duración que recrea vida, hábitos y el ambiente de la Titanoboa cerrejonensis, tal su denominación científica, que alude al tamaño y al sitio donde fueron hallados sus restos.
Los estudios, que continuaron investigadores como Fabiany Herrera, estudiante de posgrado en el Museo de Historia Natural de Florida, determinaron que aquella selva era más húmeda, con más dióxido de carbono y varios grados más cálida que las actuales. El hallazgo desvirtuó un conocimiento anterior, según la cual a mayor calor, menos diversidad de especies.
El grupo de investigación del que forma parte Herrera examinó más de 2.000 ejemplares de megafósiles del Paleoceno, periodo inmediatamente posterior al evento que causó la extinción masiva de los dinosaurios. Y aquel ecosistema, según Jonathan Bloch, paleontólogo del Museo de Historia Natural de la Florida, “es bastante parecido al actual”. Curioso dado que pasaron 58 millones de años.
La historia de la Formación Cerrejón, el sitio donde vivió este animal prehistórico, merece un párrafo aparte. Allí existió una selva tropical donde crecieron flores, frutas y cocodrilos gigantes. Hoy allí funciona una de las diez empresas más grandes de Colombia, propiedad de tres multinacionales y una de las mineras que más energía produce en el mundo.
La Titanoboa fue devuelta a la vida por el artista Charlie Brinson y su equipo. Pero más como escultura cinética que como recreación científica. La interacción más curiosa de esta obra de ingeniería se ve en un video difundido por la revista Wired, donde la reencarnación electromecánica de la bestia prehistórica se desliza sobre el suelo del hangar, a punto de enfrentar a una colega, en este caso el arácnido robótico Mondo.
El desafío mayor fue la clonación digital de la Titanoboa. Un detalle que impedía su acabada reconstrucción era la ausencia de restos de cráneos, ya que estos suelen ser extremadamente frágiles y raramente sobreviven el paso de los siglos. Pero durante el rodaje del documental del canal Smithsoniano hallaron tres fragmentos. Eso permitió crear una imagen completa y precisa de estas criaturas extintas.
Cuando dominó su región, la Titanoboa engulló sin contemplaciones a todo animal que anduviera rondando por allí, no importaba que su tamaño fuese idéntico o un poco más pequeño que ella misma. El hombre hubiese sido uno de sus bocadillos, si hubiese existido en ese período. “Yo nunca hubiese ido de niño a pescar al río”, bromeó Wayne Clough, secretario de Instituto Smithsoniano de Washington.
Si quieren ser realistas, las películas que incluyan viajes a la prehistoria de la Tierra deberán agregar un monstruo a la medida de las nuevas pesadillas.
Los padres de la bebé, Fabián Verón y Analía Bouter, habían recibido el acta de defunción.
La dieron por muerta y 12 horas después sus padres la encontraron moviéndose en el cajón de la morgue a donde fueron a darle el último adiós.
Es el increíble caso de una bebé prematura, en un hospital de una provincia del norte de Argentina, que fue dada por fallecida por los médicos al no registrar signos vitales.
Pero ahora la infante se encuentra de vuelta en terapia intensiva, aunque con pronóstico reservado.
El ministerio de Salud, de la provincia de Chaco, suspendió a cinco médicos del centro de salud, mientras se efectúan las investigaciones sobre lo ocurrido.
Y es que los padres incluso recibieron un acta de defunción de la bebé, menos de una hora antes de ir a despedirse de ella a la morgue.
"Obviamente hubo un error médico protocolar (...) fue un hecho lamentable que por suerte se está controlando, y se está dando toda la asistencia médica que necesita la pequeña Luz Milagros", indicó este miércoles a medios locales el ministro de Salud Pública, de Chaco, Francisco Baquero.
El sorprendente caso tuvo amplia repercusión nacional e internacional.
¿Inusual?
Especialistas que estuvieron involucrados con el caso indicaron que es muy probable que el hecho de que la bebé (de apenas 28 semanas) haya permanecido en las bajas temperaturas del cajón de la morgue puede haber contribuido a mantener sus órganos vitales en funcionamiento.
"Es una situación lamentable, pero no insólita", señaló al diario Clarín Claudio Solana, médico experto en neonatología.
"Los bebés prematuros a veces nacen sin frecuencia cardíaca ni respiratoria. Sin señales de vida. Lo común es dejarlos en observación al menos dos horas; a veces se reaniman y recuperan sus signos vitales", explicó Solana.
La nena, que nació en el Hospital Perrando, de Resistencia, se iba a llamar Luciana Abigail, pero sus padres le cambiaron el nombre a Luz Milagros, porque fue un milagro que volviera a la vida.
De acuerdo a la versión que dieron los padres de la bebé, la noticia de su presunta muerte les fue dada pocos instantes después del parto.
"Hubo muchas cosas que me llamaron la atención, primero que no me dejaron ver el cuerpo de mi hija apenas falleció, sino que la llevaron a la morgue, la metieron en un cajón y la encerraron", contó el padre, Fabián Verón.
Alegría
"Mi hija estuvo 12 horas en la morgue y hasta el momento, en vez del certificado de nacimiento, sólo tiene un acta de defunción", apuntó la madre, Analía Bouter.
La madre aún recuerda el instante en que volvió la esperanza a lo que parecía un caso perdido, cuando abrieron el cajón.
"De golpe sentí un gemido, estaba tapadita y llena de escarchas", dijo la mujer.
"La alegría de saberla viva tapó todo lo demás", apuntó.
La pequeña Luz Milagros, según el último parte médico del miércoles, permanecía estable pero aún en estado "crítico".
Apenas pesa unos 750 gramos.
"Está conectada a un respirador, para que no se esfuerce, y se recupera", afirmó la madre.
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